Edición Especial
Marzo, 2025
Vol. 1, No. 5, 170-182
https://doi.org/10.53877/rc1.5-577
Revista multidisciplinaria
e-ISSN: 2602-8247
www.retosdelacienciaec.com
EL ACCESO EQUITATIVO A LAS TIC EN EL ÁMBITO
EDUCATIVO RURAL: DESAFÍOS Y OPORTUNIDADES
EQUITABLE ACCESS TO ICT IN RURAL EDUCATION:
CHALLENGES AND OPPORTUNITIES
Julia Noemi Chuqui Aules
1
Ligia Elizabeth Peralta Guaminga
2
Luz America Caisaluisa Chugchilan
3
Catalina Margot Barahona Barahona
4
Francisco Javier Morocho Paucar
5
Recibido: 2024-10-16 / Revisado: 2024-12-16 / Aceptado: 2025-01-15 / Publicado: 2025-03-15
RESUMEN
Esta investigación analiza el acceso y uso de las tecnologías de la información y
comunicación (TIC) en instituciones educativas del área rural, y el impacto que estas generan
en la brecha tecnológica existente respecto al entorno urbano. Se empleó una revisión teórica
basada en el análisis sistémico de literatura y el análisis de contenido, centrado en políticas
educativas y las barreras actuales que enfrenta el desarrollo tecnológico en contextos rurales.
Los hallazgos evidencian que los sectores rurales no reciben la misma atención que los
urbanos en términos de acceso y uso de las TIC. No obstante, en las zonas rurales destaca
una cultura colaborativa y participativa, que persiste a pesar de las desigualdades. Asimismo,
se identifican limitaciones en la formación docente, escasez de recursos tecnológicos y la
necesidad de fortalecer la aplicación de políticas públicas en estos contextos, se asume que,
una política pública equitativa y la eliminación de barreras estructurales podrían reducir las
desigualdades económicas, políticas y digitales entre los contextos urbanos y rurales,
promoviendo una educación más justa e inclusiva.
Palabras clave: educación rural, brecha digital, políticas educativas, tecnologías de la
información y comunicación (TIC).
1
Licenciada en Educación Inicial. Escuela de Educación Básica Rosa María López Baca. Ecuador.
julia.chuqui@educacion.gob.ec / https://orcid.org/0009-0007-2795-9982
2
Magister en Ciencias de la Educación. Docente del CEI Fiscal Virginia Larenas. Ecuador.
elyperalta_1983@outlook.com / https://orcid.org/0009-0008-3686-2610
3
Magister en Educación Básica. Investigador Independiente. Ecuador. luz.caisaluisa@gmail.com /
https://orcid.org/0009-0007-0371-7276
4
Magister en Educación Inicial. Escuela de Educación Básica Rosa María López Baca. Ecuador.
catalina.barahona@educacion.gob.ec / https://orcid.org/0009-0008-3445-017X
5
Tecnólogo Superior en Actividad Física Deporte y Recreación. Escuela de Educación Básica Azuay. Ecuador.
panchitossocer6@hotmail.com / https://orcid.org/0009-0006-3469-9069
Forma sugerida de citar: Chuqui-Aules, J. N., Peralta-Guaminga, L. E., Caisaluisa-Chugchilan, L. A., Barahona-
Barahona, C. M. y Morocho-Paucar, F. M. (2025). El acceso equitativo a las TIC en el ámbito educativo rural:
desafíos y oportunidades. Revista Científica Retos de la Ciencia. 1(5). Ed. Esp. 170-182.
https://doi.org/10.53877/rc1.5-577
Julia Chuqui / Ligia Peralta / Luz Caisaluisa / Catalina Barahona / Francisco Morocho
Fundación Internacional para la Educación, la Ciencia y la Tecnología, “FIECYT”
171
ABSTRACT
This research analyzes the access and use of information and communication technologies
(ICT) in educational institutions in rural areas, and the impact they generate on the existing
technological gap in comparison to urban environments. A theoretical review was conducted
based on a systemic analysis of the literature and content analysis, focusing on educational
policies and the current barriers faced by technological development in rural contexts. The
findings reveal that rural areas do not receive the same level of attention as urban areas in
terms of access and use of ICT. However, rural areas are characterized by a collaborative and
participatory culture, which persists despite inequalities. Likewise, limitations in teacher
training, a shortage of technological resources, and the need to strengthen the implementation
of public policies in these contexts are identified. It is assumed that equitable public policy and
the removal of structural barriers could reduce economic, political, and digital inequalities
between urban and rural contexts, promoting a fairer and more inclusive education.
Keywords: rural education, digital gap, educational policies, information and
communication technologies (ICT).
INTRODUCCIÓN
Uno de los principales desafíos en la actual Aldea Global es garantizar la igualdad de
oportunidades para el desarrollo personal y profesional de todas las personas, es decir, lograr
un acceso equitativo a los recursos y servicios fundamentales. Sin embargo, diversas
investigaciones evidencian que este objetivo aún está lejos de alcanzarse (Musicco Nombela,
2022).
En el ámbito del acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC),
se ha propuesto la denominada hipótesis digital, que plantea la necesidad de cuestionar no
solo si dicho acceso existe, sino también las contradicciones inherentes a su distribución
(Berardi, 2021). Desde una perspectiva socioeconómica, el acceso a las TIC resulta
discriminatorio: mientras que los grupos de clase alta suelen tener un acceso privilegiado —
desde la educación inicial hasta niveles superiores—, las personas de clases baja, media y
media-alta enfrentan mayores barreras, siendo más acentuadas en los sectores de menores
ingresos (Núñez-Naranjo, 2022).
Este patrón desigual se replica en el ámbito educativo, tanto en espacios de educación
formal (escuelas, liceos, universidades, institutos técnicos) como en contextos de educación
no formal e informal. La transformación de estas metodologías representa un costo elevado,
no solo para los actores directos —docentes y estudiantes—, sino también para los
financiadores indirectos, como el Estado, que a menudo resiste los cambios estructurales
(Bonal Sarró & González, 2021).
El reto de las sociedades actuales consiste en reducir y evitar el incremento de las
brechas digitales, que se expresan en tres niveles: personas no alfabetizadas digitalmente,
personas con alfabetización digital limitada, y personas con competencias digitales
plenamente desarrolladas. Este desafío requiere una educación integral e inclusiva.
El acceso a las TIC contribuye significativamente a mejorar los procesos y resultados
educativos, al permitir la diversificación y renovación de prácticas, estilos y ritmos de
aprendizaje (Núñez-Naranjo, Cumbicus, et al., 2024). También favorece la preparación de los
estudiantes para la sociedad del conocimiento, mejora la labor docente al potenciar la
indagación, la resolución de problemas, la mediación pedagógica entre los contenidos
curriculares y los intereses del alumnado, y promueve la comunicación y la participación
activa. Además, fortalece el aprendizaje autónomo, colaborativo y emocional.
La inclusión de las TIC en el ámbito educativo implica múltiples dimensiones: la
formación docente, la dotación tecnológica, la disponibilidad de infraestructuras, el acceso a
recursos, y la transformación de modelos pedagógicos y curriculares.
Desde una perspectiva transformadora, las TIC ofrecen numerosas ventajas (Morales
Páez et al., 2016). Tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo, se reconoce su
El acceso equitativo a las TIC en el ámbito educativo rural: desafíos y oportunidades
papel en el fomento del desarrollo social, político, cultural y económico, al facilitar la
visibilidad, el acceso a la información, y el intercambio cultural y de diversidad (Covarrubias
Pizarro, 2018).
En contextos rurales, se identifican dos motivaciones clave para promover la
incorporación de las TIC: por un lado, su potencial igualador y su contribución a la lucha contra
la exclusión y la desigualdad social; por otro, sus características pedagógicas, que permiten
un aprendizaje más flexible y contextualizado (Núñez-Naranjo, 2022b). Tres ejes destacan su
valor innovador en la educación: el carácter interactivo, autoformativo y motivador de las
herramientas digitales, así como su capacidad de acceso global a bases de datos y recursos
telemáticos.
Un aspecto crucial es el desequilibrio entre los contextos urbano y rural en términos de
infraestructura tecnológica y formación docente (Morales Romo, 2017). Esta brecha es
particularmente marcada en nuestro país, donde la limitada dotación tecnológica de los
centros educativos rurales, la falta de equipamiento adecuado y la escasa atención a las
necesidades territoriales afectan negativamente la calidad educativa, los materiales
didácticos disponibles y el rendimiento escolar.
Este estudio se propone analizar los desafíos que enfrentan los actores educativos
rurales de distintos niveles de gestión y dependencia, así como su relación con los procesos
de acceso, uso e integración de las TIC en los contextos educativos rurales.
DESARROLLO
1. Algunas generalidades
El concepto de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) abarca el conjunto de
equipamientos, elementos y dispositivos que posibilitan la generación, almacenamiento,
tratamiento electrónico y transmisión de información. Este incluye sistemas informáticos,
telefonía, radiodifusión y redes de comunicación de datos locales (Urueta Vélez, 2019).
Aunque existe un consenso general respecto a que el acceso a las TIC implica tanto la
apropiación de herramientas como la construcción de un proceso propio de enseñanza-
aprendizaje, lo cierto es que la complejidad del proceso educativo no siempre garantiza que
se cumplan los objetivos pedagógicos propuestos (Núñez-Naranjo, Sinailin-Peralta, et al.,
2024). En este contexto, la Didáctica —como campo del conocimiento— se ocupa de explicar
los fundamentos de la enseñanza y de identificar los principios que los condicionan (Marcillo-
Rendón & Rivadeneira-Barreiro, 2023).
El acceso a la información, al conocimiento y a su comunicación constituye un requisito
esencial para la construcción de ciudadanía, la inclusión social y la participación cultural
(Arellano Landeros, 2021). Desde una perspectiva pedagógica, este acceso está
directamente vinculado a la posibilidad de generar aprendizajes significativos: sin acceso, no
hay aprendizaje posible. Por tanto, generar condiciones de acceso se convierte en un
requisito indispensable para una pedagogía crítica orientada a la transformación de la realidad
(Balladares Burgos et al., 2016).
Desde el punto de vista económico, el acceso a la información y al conocimiento se
considera hoy un recurso estratégico de gran valor. En cada una de estas dimensiones —
social, pedagógica y económica— se manifiestan desigualdades: entre mayorías y minorías,
entre zonas de concentración y periferia. En este marco, el acceso a las TIC se presenta
como una de las expresiones más significativas de las contradicciones de la postmodernidad.
1.1 Definición de TIC en educación
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) comprenden el conjunto de
medios electrónicos que posibilitan el acceso, la producción, el almacenamiento y la
comunicación de la información. En el ámbito educativo, existen diversas acepciones que
apuntan hacia una definición integral de las TIC, abarcando tanto el hardware como el
software. Entre estas concepciones, destaca la noción de tecnología educativa, entendida
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como el conjunto de recursos tecnológicos —tanto dentro como fuera de las instituciones—
que complementan o incluso sustituyen los recursos tradicionales de enseñanza (Morales
Páez et al., 2016; Murillo Rosado et al., 2024). Su objetivo fundamental es la mejora de los
procesos formativos.
El concepto de TIC también puede definirse como el conjunto de procesos,
componentes y dispositivos interconectados que permiten procesar, almacenar, recuperar,
presentar y visualizar información a través de diversos medios (Urueta Vélez, 2019). Estas
tecnologías se manifiestan en expresiones, palabras e imágenes que constituyen para el ser
humano una forma específica y directa de interacción con su entorno.
Más allá de su dimensión técnica, las TIC son también procesos sociales, ya que su
desarrollo y apropiación reflejan los intereses, valores y prioridades de grupos sociales,
comunidades e incluso países. En este sentido, las TIC pueden estar al servicio de
movimientos sociales orientados al bienestar colectivo, especialmente cuando se integran en
modelos de desarrollo centrados en las personas y en el bien común. En tales contextos,
estas tecnologías trascienden su función instrumental para convertirse en herramientas de
transformación social.
1.2 Importancia del acceso equitativo a las TIC
El concepto de acceso equitativo a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)
se constituye como un factor de vital importancia, ya que representa una de las claves
fundamentales en el desarrollo de la sociedad de la información (Guzmán & Castro, 2020).
Sin embargo, este acceso debe ir necesariamente acompañado de un componente
igualmente esencial: la calidad del acceso. De poco sirve la disponibilidad de medios si no se
garantiza la accesibilidad desde la educación ni la calidad de los contenidos.
Tener acceso a internet, en principio, contribuye a reducir las brechas existentes; no
obstante, aún persisten significativas carencias en la formación de los educandos. Parte de
esta problemática radica en que la información disponible en la red no siempre es veraz ni
confiable, y aquella que sí lo es, con frecuencia no está disponible de manera gratuita. En
este sentido, se torna fundamental el concepto de alfabetización digital, no solo como
competencia técnica, sino como la capacidad crítica de discernir, evaluar y utilizar
adecuadamente la información (Morales Páez et al., 2016).
El acceso inclusivo a las TIC apunta a la superación de la denominada brecha digital.
Las demandas actuales no se limitan a la provisión de equipamientos tecnológicos como
ordenadores, pantallas y sistemas de conectividad en escuelas y hogares, sino que también
requieren de programas educativos capaces de vincular a los estudiantes con el entorno
digital de forma crítica y significativa (Forero Romero et al., 2021). En este sentido, es
indispensable que los contenidos y materiales educativos se diseñen con el objetivo de
facilitar la comprensión, fomentar la creatividad y permitir nuevas formas de expresión,
empleando recursos visuales como imágenes y esquemas que potencien la retención del
conocimiento.
Así, el acceso a las TIC podría considerarse como una “puerta al paraíso del
conocimiento”, en la medida en que se acompañe de una formación que desarrolle
competencias para analizar, comparar y generar nuevas respuestas desde la apropiación
crítica del saber.
En este marco, la escuela rural ha intentado posicionarse como un agente mediador en
el uso de las TIC, facilitando espacios de formación y producción de conocimiento. No
obstante, persisten limitaciones estructurales. Muchas de estas escuelas no logran incorporar
de manera efectiva a la población campesina en los procesos de apropiación tecnológica
(Jiménez-Rogel & Campoverde-Moscol, 2024). A menudo, se concibe al campesino como un
receptor pasivo de información, sin reconocer los saberes propios que posee respecto a su
entorno.
De ahí la necesidad de diseñar propuestas educativas con y para las TIC, especialmente
contextualizadas para el ámbito rural (Escobar-Murillo et al., 2021). Sin embargo, los
El acceso equitativo a las TIC en el ámbito educativo rural: desafíos y oportunidades
proyectos desarrollados en el marco de la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i)
suelen estar desarticulados de las realidades concretas de las zonas rurales, al centrarse en
regiones tipo o generalizadas, lo cual evidencia la falta de una evaluación integral adaptada
a las condiciones locales.
1.3 Brecha digital y educativa
Transformar el capital humano en capacidades laborales es una condición clave para reducir
la pobreza, la desigualdad social y la marginación. En este contexto, las Tecnologías de la
Información y la Comunicación (TIC) revelan su enorme potencial como instrumento para el
desarrollo educativo y humano (Núñez-Naranjo, Morales-Urrutia, et al., 2024). La expansión
de sus usos y aplicaciones representa, en teoría, una oportunidad para promover una
participación más equitativa y democrática en los procesos educativos y sociales.
Sin embargo, este optimismo se ve limitado por una realidad desigual: el acceso y la
utilización de las TIC distan mucho de ser democráticos e igualitarios. Lejos de cerrar las
brechas existentes, la actual expansión tecnológica tiende a profundizar las desigualdades
sociales y territoriales, al beneficiar principalmente a los sectores que ya cuentan con mejores
condiciones estructurales.
Una parte significativa de la población mundial continúa excluida del acceso a Internet
y a las TIC, especialmente en países de ingresos bajos o medios, y con mayor gravedad en
las zonas rurales (Morales Romo, 2017). Esta exclusión representa un obstáculo crítico en el
ámbito educativo, donde el acceso a la conectividad se ha convertido en un factor esencial
para garantizar condiciones equitativas de aprendizaje. La igualdad de oportunidades exige
que el acceso a las TIC esté garantizado para todos, sin distinción de ubicación geográfica,
nivel socioeconómico o género.
Frente a este ideal, se impone el desafío de la brecha digital. Si bien cada vez más
personas acceden a la educación a través de herramientas tecnológicas, esto genera una
paradoja: mientras se amplía el acceso a la información para algunos, se acentúa el poder y
las ventajas de quienes ya disponen de dichos recursos, en detrimento de los que no los
tienen (Arellano Landeros, 2021). Por ello, resulta urgente estudiar y analizar la brecha digital
y educativa desde una perspectiva de desarrollo que contemple específicamente los
contextos rurales, donde las carencias estructurales requieren políticas más inclusivas,
adaptadas y sostenibles.
2. El contexto de la educación rural
La educación rural puede entenderse desde enfoques amplios o restringidos, y con frecuencia
es percibida como un complemento del fenómeno educativo urbano, observándose desde
múltiples perspectivas. En este marco, lo rural no solo representa una condición geográfica,
sino también “una categoría psicogeográfica del hombre; una elección de vida” (Editorial et
al., 2024). Aunque el paradigma educativo reconoce a la educación rural como un ámbito con
vitalidad y características propias, es importante destacar que no solo la educación del campo
es rural. En muchos casos, la educación urbana también asume rasgos de lo rural,
funcionando como una alternativa a los modelos hegemónicos de la gran ciudad (Jiménez-
Rogel & Campoverde-Moscol, 2024).
En este sentido, la educación rural puede abordarse tanto como un problema de
escolarización determinado por el área geográfica en la que se encuentra, como una forma
específica de concebir el hecho educativo, inmersa en una realidad física, social y psíquica
singular. Esta realidad configura un sistema con vínculos particulares que orientan y definen
su finalidad última.
La educación digital rural, por su parte, pone en evidencia tanto los avances como las
debilidades del sector. En el caso de Ecuador, las estadísticas indican que en los últimos
cinco años se ha logrado un progreso importante en la incorporación de las TIC al sistema
educativo. A primera vista, este panorama puede parecer prometedor; sin embargo, detrás
de estas cifras alentadoras subsisten numerosos desafíos e interrogantes. Muchos de estos
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problemas derivan de la tendencia a importar modelos educativos o replicar prácticas exitosas
en otros contextos, sin considerar si han sido adecuadamente pensadas o adaptadas a la
realidad concreta del país (Arboleda, 2023).
2.1 Características y desafíos específicos
En lo que respecta a los países en desarrollo, en general con economías emergentes, la
penetración de las TIC en las áreas urbanas realizó avances significativos en los últimos años
(Arboleda, 2023). En comparación con las áreas rurales, el acceso en las áreas urbanas es
en general mayor, aunque aún con una brecha digital considerable. En Ecuador, si bien en el
ámbito urbano el acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) se
encuentra en aumento, en las áreas periféricas el acceso al mismo ha mostrado un
estancamiento (Arellano Landeros, 2021). Las políticas de inclusión digital diseñadas para
países emergentes estarán enfocadas en pequeñas comunidades, tamaños limitados de
escuelas rurales, estudiantes que en su mayoría viven con dificultades económicas
susceptibles a dejar la secundaria y maestros muchas veces desmoralizados por las difíciles
condiciones de trabajo (Ramos-Navas-Parejo et al., 2020). La afectación que la actual brecha
digital produce en los países subdesarrollados sugiere un trato prioritario sobre el problema.
En el caso de Ecuador, dicha situación no debe ser tomada a la ligera, ya que es
responsable de importantes desigualdades en la calidad del sistema educativo, carencias
significativas en la formación primaria de gran cantidad de niños y adolescentes y problemas
en la organización y administración de sistemas de enseñanza. En la actualidad, las escuelas
rurales del país no poseen los recursos señalados como necesarios para irrupciones
sustantivas en la calidad de la educación (Marín & Sampedro-Rquena, 2019). El camino hacia
el equipamiento tecnológico comienza a trazar la era informática con la escuela y los
estudiantes frente a la próxima revolución, tratando el tratamiento de la información pensada
como oficio individualizante, aunque en una primera etapa representa solo el diseño
procedimental del producto que es manipulado por una PC escolar, y no el uso
instrumentalizado del software.
2.2 Relevancia de la equidad en el acceso a las TIC
En el marco de la Sociedad de la Información, a las Tecnologías de la Información y la
Comunicación (TIC) se les atribuye un papel central como herramientas para la inclusión, el
ejercicio de derechos y el acceso equitativo al conocimiento. Estas tecnologías no solo
facilitan el acceso a contenidos educativos, culturales y sociales, sino que también se
convierten en un medio para el desarrollo personal y colectivo. La posibilidad de interactuar
con la información, de producirla y compartirla, contribuye al fortalecimiento de la ciudadanía
activa, la participación democrática y la autonomía crítica. Por tanto, la existencia de
desigualdades en el acceso a las TIC constituye una barrera directa para el desarrollo de una
ciudadanía proactiva y emancipadora, ya que limita la capacidad de las personas para
interactuar con su entorno social, político y económico (Forero Romero et al., 2021). Esta
brecha no solo se manifiesta en términos materiales —como la posesión de dispositivos o el
acceso a internet—, sino también en la alfabetización digital y en las competencias necesarias
para un uso crítico y significativo de estas herramientas. En este sentido, las TIC dejan de ser
solo un recurso tecnológico para convertirse en una cuestión de justicia social.
Podría analizarse, por ejemplo, cómo en la literatura académica se ha estudiado la
relación entre las TIC y los intercambios de saberes pedagógicos, evidenciando su potencial
para transformar las prácticas docentes, generar redes colaborativas entre educadores y
fomentar la creación de comunidades de aprendizaje. Asimismo, su aplicación se extiende a
múltiples espacios, como el ocio digital, la formación continua y la capacitación en el entorno
laboral, configurando nuevos modos de aprender y enseñar. Sin embargo, en el caso
específico de la educación rural, las desigualdades tecnológicas se relacionan no solo con
las condiciones estructurales de acceso, sino también con una problemática de diseño e
El acceso equitativo a las TIC en el ámbito educativo rural: desafíos y oportunidades
implementación de políticas públicas. A pesar de los esfuerzos gubernamentales por dotar
de recursos tecnológicos a las instituciones educativas rurales, estos han sido, en muchos
casos, insuficientes, desarticulados o carentes de una visión integral que considere las
particularidades territoriales, culturales y pedagógicas de dichas comunidades (Salcedo
Aparicio et al., 2020). La entrega de equipamiento, sin acompañamiento formativo ni soporte
técnico continuo, termina reproduciendo las desigualdades en lugar de superarlas, generando
una falsa apariencia de inclusión que, en realidad, perpetúa la exclusión digital y educativa.
3. Desafíos en el acceso a las TIC en educación rural
En el ámbito educativo rural, el acceso a las TIC se presenta como un enigma; cotidianamente
se observa situaciones que sorprenden por promover una educación desconectada de los
procesos de cambio (Morales Romo, 2017). Lapsos desmesurados de tiempo para instalar,
reparar o aislar equipos del uso, por ejemplo; o planteamientos pedagógicos centrados en
clases expositivas al uso de recursos web, o versiones virtuales de clases expositivas
(Ramos-Navas-Parejo et al., 2020).
La provisión de tecnología, cuando se ejerce el análisis en sí mismo, permite constatar
los notables avances experimentados por la sociedad en su conjunto (Arellano Landeros,
2021), particularmente en el ámbito educativo, en especial con el acceso de las computadoras
a las escuelas.
La antinomia entre educación rural y educación urbana aflora cada vez que se aborda
el tema, especialmente con esta franja esencial de la educación inicial, preocupados más por
el acceso a los alimentos básicos y menos al acceso a las TIC cuando aluden a las brechas
existentes y al derecho a la equidad (Morales Romo, 2017). El planteo podría ser que
necesitamos ampliar nuestra mirada e indagar de qué TIC se habla y de qué acceso la
población educativa se encuentra preocupada.
Se sostiene que, si no se va más allá de estas ideas y no se considera factores que
expliquen por qué el acceso a las TIC está liderando esta competencia discursiva y política
sobre las TIC, entonces no se estará en capacitados para debatir adecuadamente estas
brechas. Busca llamar la atención sobre el concepto problemático del acceso a las TIC
(Forero Romero et al., 2021). Hace una advertencia preliminar de que, aunque acepta que
puede tener distintos significados, el debate en torno al acceso a las TIC no puede situarse
fuera de la hegemonía neoliberal contemporánea.
3.1 Infraestructura tecnológica
En lo que respecta a la infraestructura tecnológica, las áreas rurales presentan una inversión
considerablemente menor en comparación con las zonas urbanas. En general, las escuelas
rurales carecen de acceso a una red de internet estable, situación que se ve agravada por la
baja calidad de las conexiones disponibles incluso en las localidades urbanas más próximas
(Morales Páez et al., 2016). A esta limitación se suma una brecha digital significativa en
términos de tenencia de dispositivos móviles y otras tecnologías de la información y la
comunicación (TIC) por parte de las familias. Este desequilibrio no solo responde a factores
económicos, sino también a condiciones estructurales: en muchos hogares rurales ni siquiera
se cuenta con servicios básicos como el suministro de energía eléctrica, lo cual dificulta aún
más el acceso y uso de las TIC.
En este contexto, el acceso equitativo a las nuevas tecnologías, así como la generación
de entornos de inclusión digital, representan desafíos cruciales para las comunidades rurales.
Estos retos han comenzado a ser abordados, en parte, a través de políticas públicas
nacionales orientadas a garantizar el acceso ciudadano a las TIC y a promover el
aprovechamiento de su potencial formativo y comunicativo (Ferrero et al., 2021). Dichas
políticas buscan fomentar la alfabetización digital a través del desarrollo de competencias
básicas en el uso de herramientas tecnológicas, incluyendo el manejo de software, la
comprensión de la funcionalidad de distintas aplicaciones y su integración en prácticas
cotidianas y educativas.
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Sin embargo, las condiciones institucionales en las escuelas rurales también presentan
obstáculos estructurales. Frecuentemente, estas instituciones no cuentan con un número
suficiente de docentes, lo cual obliga al personal a trasladarse entre distintas escuelas,
limitando así su disponibilidad para participar activamente en actividades extracurriculares o
en proyectos pedagógicos que integren el uso de TIC (Bonal Sarró & González, 2021). En
consecuencia, los desafíos tecnológicos en estos contextos no pueden analizarse de forma
aislada, sino como parte de un entramado más amplio en el que el entorno social, institucional
y comunitario influye directamente en las posibilidades de acceso, uso e integración efectiva
de las tecnologías en el proceso educativo.
3.2 Formación docente
La formación docente es un eje estratégico, ya que la delación no implica incorporación de
las tecnologías al trabajo, ni como herramienta pedagógica ni como herramienta de
investigación. La formación docente en el uso educativo de las tecnologías de la información
y de la comunicación metaboliza aspectos interesantes de la formación postgraduada en el
campo tecnológico y otros que traccionan la pedagogía clásica, que incluye tanto el
aprendizaje basado en centros de interés y problematización como la formación en la
resolución de problemas, el uso integral de las tecnologías, el desarrollo de habilidades y la
formación en la creatividad y la autonomía (Ortiz Lozada, 2019).
Así, el grupo de especialistas en este campo no sólo plantea el modelo instruccional de
formación docente centrado en una situación auténtica con la posibilidad de estimulación o
formación de la propia enseñanza de los docentes, sino que se proponen lanzar un desafío y
una invitación para adoptar el campo de estudio, problematizarlo, activar procesos de
conocimientos relacionados con estas propuestas formativas y lanzarse a la elaboración de
propuestas alternativas, dada la diversificación y multiplicación de las ofertas educativas
brindadas por este grupo y muchas de sus interacciones, interconexiones posibles entre
ellas(Rosero-Guanotásig & Medina-Chicaiza, 2021).
A ello se añade la creación de la formación inicial docente y el trabajo con el circuito
académico a fin de introducir en su pasaje al empírico no sólo la reflexión sobre la práctica,
sino la práctica de la reflexión que habilita al problema, a la diversidad y la perspectiva de
aprender a aprender de manera autónoma, tal como está ocurriendo no sólo en los actuales
escenarios formativos, sino en la sociedad más amplia (Marín & Sampedro-Rquena, 2019).
3.3 Contenidos educativos digitales
La producción de contenidos educativos es una de las posibilidades más relevantes que
ofrecen las TIC para la educación (Colomo Magaña et al., 2022). Propone dos modelos de
producción: centralizada y cooperativa, y no piensa el campo de la producción en general,
sino que se detiene en las productoras, concentrándose en las productoras que, en términos
de balance, realizan un interés público a partir de estrategias que balancean una productora
de mercado. Pero no focaliza el texto sobre las problemáticas de enseñanza específicas,
sobre los problemas de la alfabetización o sobre las complejidades de una estrategia
particular de mediación áulica (Orellana García, 2018), sencillamente porque, ante la
diversidad de condiciones de enseñanza que presenta la escuela rural, aquellos no parecen
ser temas relevantes al momento en que confiesa que el programa de estudios que ofrece,
no se declina en recomendaciones didácticas o pedagógicas específicas para los docentes;
no hay sugerencias sobre puestas en situaciones de enseñanza; no se provee sugerencia
para su uso en escenarios de aprendizaje en gran grupo reducido o individual respecto de
aspectos tales como los dispositivos, objetos de instrucción o soportes multimedia.
3.4 Participación de la comunidad
El aporte de salas de informática en localidades alejadas a la ciudad, lejos de promover su
El acceso equitativo a las TIC en el ámbito educativo rural: desafíos y oportunidades
uso, pudo dar pie a la leyenda urbana de que allí tendrían instaladas las computadoras para
que nadie las toque, sincronizado por lo que ocurriera en otras escuelas donde eso sí estaría
sucediendo (Jiménez-Rogel & Campoverde-Moscol, 2024).
Sin investigaciones por años, escasos elementos; una distorsión de la realidad, estas
lluvias de computadoras deben ser el resultado de escasas o nulas iniciativas previas o
simultáneas vinculadas con el uso educativo de las TIC, en el caso de que sea este el área
en la que el anhelo de destinar recursos apuntaba (Álvarez Tamayo, 2013).
Existe información reciente acerca de que el acceso a las TIC y, en especial, a Internet,
en las escuelas de entornos rurales ha aumentado. Por ejemplo, el 99.8 % de los
establecimientos rurales de Estados Unidos tenía acceso a Internet y un estudio acumulativo,
realizado a lo largo de una década, encontró que la tasa de adopción de las TIC en las
escuelas era del 98 % a nivel nacional, llegando a ser del 100 % en determinadas regiones.
Sin embargo, a pesar de que parece que el acceso se da a diversos servicios, no
necesariamente todos los servicios están orientados a la educación o, en los casos en que
ello ocurre, no todos están vinculados al currículum (Díaz et al., 2016). De hecho, tal como
cuestionan, contrariamente a lo que aparenta, el acceso a las TIC en las escuelas rurales no
garantiza el empleo pedagógico de las mismas, y el potencial de cambio en la práctica de
profesores y de aprendizaje no es articulado (Arboleda, 2023). Este acceso global a las TIC,
sin el vínculo pedagógico, puede conllevar a la cronificación de las brechas digitales
existentes o incluso al aumento de estas.
4. Modelos de colaboración
Las experiencias demuestran que, en regiones rurales empobrecidas, donde los desafíos son
mayores, a menudo se desarrolla una cultura de colaboración más sólida que en los entornos
más favorecidos (González Rodríguez, 2022). Para transformar el actual orden desigual en
la distribución de oportunidades, es crucial explorar, analizar y fomentar la integración de
redes, núcleos e instituciones comprometidas con una visión democratizadora de las
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
Es necesario crear espacios donde sea posible gestionar un acceso equitativo,
promoviendo la participación activa de todos los actores involucrados y vinculándolos con
organizaciones e instituciones políticas y culturales que compartan, proyecten o faciliten la
consecución de estos valores y modelos. Este enfoque transformará problemas específicos
en cuestiones que puedan ser abordadas a nivel de políticas universitarias e
interinstitucionales.
Construir estos espacios requerirá asegurar ciertas condiciones, como la generación de
infraestructura adecuada, la creación de instancias interinstitucionales y democráticas de
gestión, y el fortalecimiento de la capacidad de mediación de las universidades,
especialmente en lo que respecta a la relación entre el mercado y las organizaciones sociales.
Esto implica desarrollar una lógica diferente de producción, que trascienda el carácter
meramente utilitario de las TIC y busque su integración en proyectos con un enfoque más
amplio y sostenible.
Asimismo, es esencial reconceptualizar las políticas públicas y la regulación para
garantizar el acceso equitativo a las TIC, lo que implica adoptar una perspectiva que
considere la diversidad educativa (Urueta Vélez, 2019). Las políticas del Estado deben ser
flexibles, adaptándose a marcos diferenciales según las características regionales y
provinciales. Por ejemplo, si se define que una política relacionada con el acceso a las TIC
tiene como objetivo la "disminución de la brecha digital", dicha política variará según la región
y deberá tener en cuenta zonas específicas de asentamientos de pueblos indígenas, donde
la brecha no solo es económica, sino también cultural.
El uso efectivo de las tecnologías en educación requiere un perfil tecnológicamente
competente, con habilidades y actitudes que no solo se ganan, sino que se desarrollan mejor
mediante un enfoque didáctico adecuado. Es importante señalar que los docentes no forman
parte de esa curva inicial de desarrollo digital. Sin embargo, las políticas públicas suelen
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suponer que este retraso será breve, sin ofrecer el apoyo necesario para fomentar el
desarrollo tecnológico en el profesorado y su integración en el proceso didáctico. Por tanto,
la propuesta es que las políticas incluyan, como parte del costo de la adquisición de
equipamiento, un presupuesto destinado específicamente a la formación docente. Esta
capacitación debe no solo incluir el entrenamiento en el uso de las herramientas tecnológicas,
sino también en su aplicación práctica en el contexto educativo, respondiendo a las
necesidades tanto del profesorado como del alumnado. Además, dicha capacitación debe
estar alineada con el desarrollo e innovación de los programas educativos, y ser coordinada
con las instituciones educativas y las administraciones correspondientes en cada nivel.
5. Políticas públicas inclusivas
Las políticas públicas inclusivas para el acceso a las TIC no solo deben limitarse a ofrecer
acceso y equidad al recurso, sino que deben pretenden que estas sean bien usadas (Peñas
& Cárdenas, 2020). Las inversiones públicas en TIC que han tenido un resultado insuficiente
históricamente se han explicado por tres causas: elitismo, diseño de políticas inadecuado
para su ámbito de implementación y, una vez establecido el contexto adecuado, el intento del
Estado o agente público de forzar el uso de la tecnología en las personas sin lograr la
internalización del valor de dicho uso por parte de sus beneficiarios.
Es decir, la dificultad radica principalmente en el problema de la acción colectiva. La
posibilidad de llegar a acuerdos, de promover la participación en las actividades comunitarias
que una sociedad compuesta por individuos realiza y aceptar las observaciones de la
sociedad a título de control coordinado. Algunas de las medidas que se continúan tomando
como soluciones a los problemas derivados de la ausencia de TIC en el ámbito rural se
transforman a menudo en barreras que obstaculizan aún más nuevas desigualdades (Núñez
Naranjo & Gaona Soto, 2021). Además, las múltiples competencias y habilidades de una
persona inciden en el acceso y uso de la TIC. Estas competencias resultan ser claves en la
mejora de la calidad de vida del entorno rural. Por lo tanto, se aconseja que las políticas
públicas puedan tener en cuenta las ventajas e impactos benéficos que la adquisición de
competencias puede resultar en el marco de la vida digital y en las transiciones hacia la
modernización social y económica.
7. Conclusiones
La cuestión del acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) ha sido
abordada desde dos perspectivas principales. En primer lugar, se ha centrado en la situación
del acceso y uso de las TIC tanto a nivel general como en el caso específico de los
estudiantes, con un énfasis particular en la brecha digital. Esta brecha se refiere a las
desigualdades en el acceso a las TIC, que limitan la participación equitativa de los individuos
en la sociedad digital. En segundo lugar, diversos estudios han analizado el impacto del uso
de las TIC en el desempeño académico, destacando las disparidades en su aplicación para
favorecer el aprendizaje en diferentes áreas curriculares. No obstante, es fundamental
reconocer que las TIC también pueden tener un impacto significativo en actividades no
necesariamente vinculadas al currículo académico, como el ocio, la creatividad y otras formas
de aprendizaje informal, las cuales se benefician igualmente de la democratización del acceso
a estas tecnologías.
Este contexto resalta la urgente necesidad de promover un trabajo integral en la
capacitación y el desarrollo profesional de los docentes. En la actualidad, nos encontramos
en una etapa de cambio paradigmático en las teorías del aprendizaje. Tradicionalmente, las
prácticas educativas en las instituciones han estado fundamentadas en un paradigma
conductivista, donde la principal vía de aprendizaje era la instrucción directa del profesor, y
las actividades educativas se limitaban a la transmisión de conocimientos sin espacio para la
experimentación, el ocio, la lúdica, el error, ni para la integración de fuentes externas de
información. Este modelo se caracteriza por clases magistrales, una evaluación sumativa
El acceso equitativo a las TIC en el ámbito educativo rural: desafíos y oportunidades
centrada en la clasificación de los alumnos y una organización rígida de los contenidos. En
contraste, el paradigma constructivista actual promueve una visión del aprendizaje como un
proceso activo y reflexivo, en el que el estudiante se convierte en el motor de su propio
aprendizaje. Este enfoque valora tanto el conocimiento individual como el social, y fomenta
un aprendizaje más autónomo, colaborativo y dinámico.
Es imprescindible que el sistema educativo se adapte a este nuevo paradigma,
integrando las TIC de manera estratégica para enriquecer y diversificar los procesos de
enseñanza y aprendizaje. Solo así podremos reducir las brechas digitales, promover la
inclusión educativa y garantizar que todos los estudiantes tengan la oportunidad de
desarrollar sus capacidades en un entorno de equidad y justicia social.
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