Enero junio, 2019
Vol. 3, No. 6
ISSN 2602-8247
http://retosdelacienciaec.com
mcrevistas@gmail.com
CALIDAD DE RELACIÓN CON LOS PADRES Y
CONDUCTAS SEXUALES EN ECUATORIANOS
QUALITY OF THE PARENT-CHILD RELATIONSHIP AND
SEXUAL BEHAVIOR IN ECUADORIAN TEENAGERS
Estuardo Beethoven Paredes Morales
1
Thomas Xavier Polanski
2
Alexandra Aracely Fuertes Yandún
3
Rafael Alejandro Rosero Cambi
4
Recibido: 2018-06-02 / Revisado: 2018-08-11 / Aceptado: 2018-10-10 / Publicado: 2019-01-01
RESUMEN
Dada la importancia de la sexualidad para el ser humano y los notables
riesgos asociados con una actividad sexual precoz como las infecciones de
trasmisión sexual y los embarazos no deseados, resulta necesario comprender
la conducta sexual y cómo se va desarrollando desde el enamoramiento hasta
llegar a las relaciones sexuales coitales y cómo estas conductas se van
relacionando con la calidad de sus relaciones primarias. La presente
investigación se llevó a cabo con 6862 estudiantes secundarios (55.2% hombres;
44.8% mujeres; 15-20 años de edad) de 21 colegios públicos y privados en las
ciudades de Quito y Machala, Ecuador, utilizando un cuestionario de diseño
propio para medir la calidad de la relación con los padres y la frecuencia de varias
conductas sexuales. En general, los hombres demostraron conductas sexuales
más precoces. Para los 15 años, 65.5% ya habían visto pornografía y más de la
mitad (60.2%) ya habían tenido relaciones sexuales (para mujeres los datos eran
17.4% y 21.5% respectivamente). No fue sino hasta la edad promedio de 18 años
que la mayoría de las mujeres reportaron haber tenido relaciones sexuales
(61.5%). Para la población femenina convivir con los progenitores y auto-percibir
que tienen una buena relación con ellos eran factores protectores tanto frente al
uso temprano de la pornografía como el inicio precoz de relaciones sexuales. En
hombres, convivir con la madre resultó ser el único factor protector y tan sólo
1
Magister en Asesoría e Intervención en Terapia Familiar Sistémica. Docente Titular en la Facultad de Psicología de la
Universidad Central del Ecuador. Ecuador. E-mail: estuardoparedesmorales@yahoo.es
2
Psicólogo Clínico. Libre ejercicio. Ecuador. E-mail: polanskij@gmail.com
3
Psicólogo Clínico. Libre ejercicio. Ecuador. E-mail: alexisara10@yahoo.com
4
Psicólogo Clínico. Libre ejercicio. Ecuador. E-mail: rafa0901alejo@gmail.com
Forma sugerida de citar: Paredes-Morales, E. B., Polanski, T. X., Fuentes-Yandún, A. A. y Rosero-Cambi,
R. A. (2019). Calidad de relación con los padres y conductas sexuales en ecuatorianos. Retos de la
Ciencia, 3(6), pp. 10-25.
Estuardo Paredes / Thomas Polanski / Alexandra Fuertes / Rafael Rosero
para su postergación en el inicio de las relaciones sexuales. Ni la convivencia
con los progenitores ni la calidad de la relación con ellos, según su
autopercepción tuvieron efecto significativo sobre las tasas de enamoramiento.
Palabras clave: sexualidad, adolescencia, precocidad sexual, relaciones con
los padres.
ABSTRACT
Given the importance of sexuality in the daily life of every human being and
the notable risks associated with precocious sexual activity, such as sexually
transmitted diseases and undesired pregnancy, it has become increasingly
important to understand human sexual behavior and its development, beginning
with infatuation and ending in coitus, and the links between these sexual
behaviors and the quality of primary family relationships. The present
investigation is based on a sample of 6,862 secondary students (55.2% men;
44.8% women; 15-20 years old) from twenty-one public and private secondary
schools in Quito and Machala, Ecuador, and utilized a self-designed
questionnaire to measure the quality of the adolescent-parent relationship and
the frequency of various sexual behaviors. In general, males demonstrated more
precocious sexual behavior. At 15 years of age, 65.5% had already watched
pornography and more than half (60.2%) had already engaged in sexual
intercourse (the statistics for females were 17.4% and 21.5% respectively). For
females, it was not until 18 years of age that more than half reported having had
sexual relations (61.5%). In females, living with parents and having a good self-
perceived relationship with them were protective factors both in regards to
pornography use and delaying sexual relations. For males, living with their mother
was the only protective factor found, and only with regards to delaying sexual
relations. Neither living with parents nor the self-perceived quality of the
adolescent-parent relationship had any significant effect on the statistics for
falling in love.
Keywords: sexuality, adolescence, sexual precociousness, parental
relationships.
INTRODUCCIÓN
La conducta sexual de los adolescentes es un tema de interés investigativo
permanente porque varía en cada época debido a las dinámicas e influencias
sociales que se estén manejando. Además, se debe tomar en cuenta que los
adolescentes en esta etapa de su desarrollo pueden experimentar condiciones
de vulnerabilidad que comprometen su formación integral y por lo tanto su
conducta sexual, debido a factores tales como: su marcada necesidad de
aprobación social, búsqueda del sentido de pertenencia y su deseo sexual
(Calero y Santana, 2001; Hyde y De La Mater, 2006).En la actualidad, se
evidencia el inicio cada vez más temprano de las conductas y relaciones
sexuales sin que los adolescentes tomen conciencia de los riesgos a los que
pueden estar expuestos (Injuv, 2015; Rice y Dolgin, 2008).
Existen tres tipos de riesgos debido a una expresión inadecuada de la
sexualidad en los adolescentes: (a) psicológicos, relacionados con malas
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experiencias, incluyendo emociones negativas por relaciones sexuales forzadas,
inesperadas, violentas, entre otras; (b) asociados a embarazos que no se
desean, cuya consecuencia puede ser la maternidad prematura o aborto
voluntario; y (c) infecciones de transmisión sexual. Estos tipos de riesgos
preocupan por la creciente precocidad en muchas conductas sexuales. (Gómez,
Ortiz y Eceiza, 2013; Gómez, 2013; Rodríguez y Traverso, 2012).
Desde el punto de vista psicológico y del desarrollo de la sexualidad, el
adolescente comienza a interesarse en las relaciones románticas debido a que
en su etapa de desarrollo que es planteada por Erik Erikson como la de identidad
versus confusión, están implicadas elecciones y decisiones deliberadas, tales
como la vocación, la orientación sexual y una filosofía de vida. Cuando los
adolescentes no logran integrar todos estos aspectos o si no se sienten capaces
de tomar decisiones adecuadas, existe el riesgo de una confusión de rol. Su falta
de experiencia y conocimiento, pueden collevarlos a cometer equivocaciones
que, si bien podrían aportar a su desarrollo, también podrían
constituirse como un problema en la construcción de su sexualidad (Erikson,
1993).
En la adolescencia el ser humano comienza a tener historia, a trazarla para
su uso personal en forma de memoria biográfica, de interpretación de las
pasadas experiencias y aprovechamiento de ellas para encarar los desafíos del
presente y las perspectivas del futuro (Pérez 2006). Es decir que su desarrollo
dependerá de la experiencia que vaya acumulando. Según Langer, Zimmerman,
Warheit y Duncan(1993), las decisiones que toman los adolescentes respecto de
su sexualidad dependen del momento dentro de la etapa en la que se
encuentren; sus decisiones van desde atender sus propios intereses, atender las
expectativas de sus padres y la opinión de sus pares de grupo hasta lograr tomar
decisiones en base a su criterio personal; no sólo con el deseo de satisfacer
necesidades sexuales sino como una manera de formar su identidad y medir su
atractivo para el sexo opuesto. El adolescente busca un cierto apoyo en el otro,
una intimidad emocional, reciprocidad, y es en este contexto de desarrollo
cuando el adolescente logra tener estrategias de afrontamientos adecuados para
cultivar el área afectivo emocional con su pareja, genera situaciones de interés
y búsqueda hacia la satisfacción y realización de la intimidad (Gusñay, 2014;
Vargas y Barrera, 2002).
La participación en conductas sexuales precoces puede interrumpir la
progresión natural de aprendizaje en cuanto al desarrollo de la sexualidad y
relaciones románticas. (Brady y Halpern-Felsher, 2007; Gusñay, 2014; Hyde Y
De Lamater, 2006). Mientras algunos adolescentes perciben resultados positivos
de la actividad sexual precoz (como placer, sentirse más popular, mejorías en
sus relaciones de pareja), los daños, como sentirse manipulados, adquirir una
mala reputación, estar expuestos a enfermedades de transmisión sexual o el
deterioro de la relación de pareja también se reportan con alta frecuencia,
especialmente en adolescentes mujeres (Brady y Halpern-Felsher, 2007).La
actividad sexual precoz también se asocia con el mal ajuste social general
incluyendo sintomatología depresiva, el consumo de sustancias, delincuencia, y
la participación en actividades sexuales de riesgo(Donahue, Lichtenstein,
Langstrom D´Onofrio, 2013).El comportamiento sexual en esta etapa
adolescente muchas veces se caracteriza por una sexualidad de iniciación,
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estructuralmente promiscua, débilmente premeditada, condicionada en muchos
casos desde reglas marcadas por sus amigos y poco permeable al control y
supervisión de adultos (Chávez, 2016). Tales conductas riesgosas
frecuentemente terminan comprometiendo la salud sexual y reproductiva de los
adolescentes involucrados, además de su desarrollo psicológico (Kugler,
Vasilenko, Butera y Coffman, 2015; Olivera, Bestard y Morales, 2016).
El riesgo del embarazo precoz es particularmente marcado en el Ecuador. El
último censo del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos del Ecuador muestra
que 10.7% de las mujeres entre 12 y 19 años de edad tenían por lo menos un
hijo nacido vivo (INEC, 2010), y que 20.2% de todos los nacimientos en 2016
eran de madres de menor o igual a 19 años de edad (INEC, 2016). Calderón
(2017) estima un costo social de por lo menos 380.29 millones anuales debido
al embarazo adolescente en el país, tanto por los casos de mortalidad materna
(81 madres adolescentes murieron en 2014 a causa de su embarazo) como por
la deserción escolar de madres adolescentes (6.487 casos en 2014). Y esto sin
haber medido el efecto de estos embarazos sobre los padres varones
adolescentes.
La prevalencia de enfermedades de transmisión sexual (ITS) también va en
aumento. En 2011, había un total de 355.511 atenciones médicas en Ecuador
por ITS (Ministerio de Salud Pública del Ecuador [MSP], 2011) y en 2012 se
estimó que alrededor de 16% de los casos nuevos de enfermedades venéreas
eran de mujeres menores de 19 os, con un aumento de casos en todas las
franjas de edad durante la década anterior (Chamba, 2015).
En cuanto al uso temprano de pornografía, se vincula con mayores tasas de
depresión y ansiedad, promiscuidad sexual, una visión distorsionada de las
relaciones entre hombres y mujeres, experimentación sexual más temprana y
conductas sexuales más agresivas en los adolescentes que lo miran (American
College of Pediatricians, 2016; Fagan, 2009; Owens, Behun, Manning y Reid,
2012). Aunque se ha propuesto que la liberación sexual asociada con conductas
como el uso de pornografía es mejor que la represión vista en generaciones
anteriores, parece que simplemente se han cambiado algunos estereotipos
dañinos de la sexualidad por otros igualmente nocivos (Conrad y Milburn, 2002).
A la vez, se han identificado varios factores de protección que contrarrestan
la precocidad sexual en los adolescentes, siendo uno de los más importantes el
rol intermediario de la familia (Newman, Harrison, Dashiff y Davies, 2008). La
ausencia de uno o ambos padres es un importante predictor de la precocidad
sexual en adolescentes (Parra-Villarroel y Pérez-Villegas, 2010).
Otras variables importantes a considerarse en cuanto a la precocidad sexual
en adolescentes, son: la calidad de relación con los padres (una nula o pobre
relación se asocia con mayor riesgo de precocidad sexual y mayor probabilidad
de consumir pornografía), la mala comunicación (especialmente en cuanto a
temas sexuales), una permisividad o baja supervisión adulta en cuanto a las
relaciones de noviazgo, o al contrario, un estilo de crianza muy rígida y sofocante
(Andrade, Betancourt, y Palacios, 2006; Donahue et al., 2013; Holguín et al.,
2013; Mendoza, Claros, y Peñaranda, 2016; Rivera, Santos, Cabrera, y Dorcal,
2016).
Aunque las conexiones entre la precocidad sexual y la relación con los padres
parecen ser notables en otros contextos, no se han encontrado investigaciones
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significativas al respecto en el Ecuador debido a que las poblaciones estudiadas
han sido pequeñas o no han incluido una comparación con un grupo adecuado
de control (Gusñay, 2014; León y Litardo, 2013). Además, ningún investigador
ecuatoriano (dentro del conocimiento de los autores) ha intentado relacionar
conductas sexuales tales como la frecuencia del enamoramiento o de la
utilización de la pornografía con estas variables familiares como se intenta hacer
en el presente estudio.
Dada la importancia del entorno familiar en cuanto a la expresión de la
sexualidad adolescente, específicamente la convivencia del adolescente con sus
padres y la calidad de relación que tienen, se realizó la actual investigación
esperando que, al conocer más detalles sobre esta dinámica en el contexto
ecuatoriano, se puedan utilizar las fortalezas o debilidades identificadas para
promover el ejercicio saludable de la sexualidad en los adolescentes
ecuatorianos. Con esta finalidad se planteó alcanzar dos objetivos; primero,
identificar la prevalencia y frecuencia de varias conductas sexuales (el uso de
pornografía, el enamoramiento y el coito) en adolescentes según género y edad;
y segundo, analizar el vínculo entre la calidad de la relación que mantienen con
sus progenitores (auto-percibida por los adolescentes) y la frecuencia de estas
conductas sexuales.
Se hipotetizó que los hombres iniciarían todas las conductas sexuales a una
edad más temprana que las mujeres y que los individuos que según su
autopercepción, mantienen una mejor relación con sus padres, demostrarían una
menor precocidad y menor práctica de las conductas sexuales estudiadas.
MÉTODO, MATERIALES Y PROCEDIMIENTOS
Se realizo un estudio descriptivo correlacional de corte transversal en la
participaron 6,862 estudiantes heterosexuales de segundo y tercer año de
Bachillerato de 21 colegios entre públicos y privados en las ciudades de Quito y
Machala, Ecuador. Los estudiantes son una muestra no probabilística.
Encuesta de Conductas Sexuales. En la investigación se utilizó una encuesta
de diseño propio previamente validada en una prueba piloto con una población
semejante a la de la muestra. Las preguntas y estructura son similares a las de
la encuesta utilizada en Paredes y Polanski (2016). La encuesta consistió en tres
secciones:
La primera sección de la encuesta, constituida por una parte de datos
sociodemográficos que incluyen el género y la edad, además se propuso tres
preguntas relacionadas con la autopercepción que tiene el adolescente respecto
de la relación que mantiene con sus padres; la primera pregunta cuestionó el:
“¿Con quién convive Ud. actualmente? Indique todas las respuestas que le
apliquen”, a la cual era posible responder, “con padre, con madre, con padrastro,
con madrastra, con otros familiares, con padres adoptivos y con otros dando de
esta manera cinco opciones de respuestas. Las siguientes dos preguntas, de
tipo Likert, eran: “¿Cómo describiría la calidad de la relación que tiene con su
padre (madre)?”, que permitía las siguientes cuatro respuestas: “no tengo
relación, mala, más o menos, buena y muy buena”.
Una segunda sección buscó medir el desarrollo de la atracción sexual
(heterosexual/homosexual y/o bisexual) mediante interrogantes sobre la
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excitación, sueños y fantasías sexuales (5 preguntas de opción múltiple).
También se preguntó sobre la frecuencia de las conductas sexuales (de toda
orientación) como ver pornografía o tener relaciones sexuales (7 preguntas de
tipo Likert, siendo las opciones para la frecuencia de cada conducta, “Nunca;
Una vez; Pocas veces; A veces; A menudo y Constantemente”).
Como se refirió con la encuesta aplicada por Paredes y Polanski (2016), el
contenido de cada sección se eligió basándose en la revisión bibliográfica
(especialmente Savin-Williams, 2006 y Laumann, Gagnon, Michael y Michaels,
1994) sin pretender convertirla en un instrumento con propiedades
psicométricas.
Algunos ejemplos de esta segunda sección incluyen: Indique “la frecuencia
con la que Ud. ha mirado pornografía entre personas de ambos sexos (es decir,
heterosexual)”, “la frecuencia con que Ud. se ha enamorado (emocionalmente)
de alguien del sexo opuesto”; y “la frecuencia con la que Ud. ha tenido relaciones
sexuales con alguien del sexo opuesto”; preguntas homólogas se utilizaron para
medir la conducta homosexual. Se debe clarificar que los estudiantes cuyas
respuestas indicaban una orientación homosexual o bisexual eran excluidos del
presente estudio; se espera presentar sus resultados en un nuevo artículo
actualmente en desarrollo.
La Escala fue aplicada en distintos colegios de Quito y Machala en forma
colectiva a grupos de entre 30 a 40 estudiantes, hombres y mujeres que
oscilaban entre 15 y 20 años. Previa a la aplicación de la encuesta se hizo
referencia a los participantes sobre los objetivos, beneficios, riesgos y
procedimientos de confidencialidad (p. ej. las encuestas eran respondidas de
forma anónima) relacionadas con la investigación; reiterando la voluntariedad de
la participación en la misma y la necesidad e importancia de que las respuestas
registradas sean sinceras. Se socializaron las instrucciones sobre el proceso de
registro de las respuestas en la encuesta y se procedió a su aplicación después
de la entrega del material correspondiente. Todas estas acciones fueron
realizadas una vez obtenidos los permisos y consentimientos informados que se
requerían.
Los datos recolectados fueron procesados utilizando Microsoft Excel 2013
antes de ser transferidos al SPSS v23 para el análisis respectivo. El análisis se
llevó a cabo en dos fases: la primera univarial, resultando en la producción de
estadísticas descriptivas de frecuencia porcentual en relación con las respuestas
a cada pregunta. En la segunda fase se hizo un análisis bivarial correlacionando
factores como: la convivencia con los padres y la autopercepción de los
adolescentes sobre la calidad de su relación con cada progenitor, con la
frecuencia de la realización de conductas sexuales.
En el caso de las comparaciones por género y la convivencia con los padres,
se utilizó la ratio de momios para expresar tamaño de efecto. Al correlacionar la
frecuencia de conductas sexuales y la calidad auto-percibida de la relación del
adolescente con sus padres, se utilizaron las estadísticas Somers´dy Gamma.
RESULTADOS
Características demográficas de la muestra
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16
De 6.862 encuestados, 3.786 (o 55.8%) eran de sexo masculino, y 3.076
(44,2%) de sexo femenino. La gran mayoría (91,8%) se encontraron entre los 16
y 18 años de edad (rango 15-20 años; = 16,86 ± 0,93 os) como se puede
ver en la Tabla 1.
Tabla 1: Descripción sociodemográfica de la muestra según sexo y edad
Sexo
Edad
Masculino
Femenino
Subtotal (edad)
15
113; 2.98%
144; 4.68%
257; 3.75%
16
1183; 31.25%
1128; 36.67%
2311; 33.68%
17
1533; 40.49%
1258; 40.90%
2791; 40.67%
18
744; 19.65%
451; 14.66%
1195; 17.41%
19
171; 4.52%
81; 2.63%
252; 3.67%
20
42; 1.11%
14; 0.46%
56; 0.82%
Subtotal (género)
3786; 55.17%
3076; 44.83%
6862; 100.00%
Fuente: elaboración propia
Frecuencia y desarrollo del comportamiento sexual en los adolescentes
Como grupo, los adolescentes encuestados tienden a ser bastante activos en
cuanto a su desarrollo sexual. La Tabla 2presenta la prevalencia de varias
conductas sexuales para la muestra, organizada según sexo y edad. Sólo se
consideraron comportamientos sexuales hetero-eróticos y por ser un grupo
estadísticamente pequeño, no se incluyeron los encuestados con 20 dentro de
las tablas de resultados.
Tabla 2: Frecuencia de presentar comportamientos sexuales hetero-eróticos por lo menos una
vez, según sexo y edad
Sexo
Comportamiento Sexual
Edad
Masculino
Femenino
RM [IC 0.95]
Haber visto pornografía
heterosexual
15
65.5%
17.4%
5.97 [3.44 - 10.35]***
16
69.7%
27.5%
6.08 [5.08 - 7.28]***
17
73.7%
29.9%
6.58 [5.57 - 7.76]***
18
70.9%
31.9%
5.18 [4.02 - 6.67]***
19
74.3%
32.1%
6.12 [3.42 - 10.89]***
Haberse enamorado
(emocionalmente) de
alguien del sexo
opuesto
15
94.7%
90.3%
1.92 [0.71 - 5.17]
16
93.6%
87.5%
2.11 [1.57 - 2.83]***
17
94.9%
91.0%
1.84 [1.37 - 2.48]***
18
95.0%
92.0%
1.66 [1.03 - 2.66]*
19
94.2%
91.4%
1.52 [0.56 - 4.16]
Haber tenido relaciones
sexuales con alguien
del sexo opuesto
15
60.2%
21.5%
5.51 [3.19 - 9.52]***
16
58.8%
29.7%
3.38 [2.85 - 4.02]***
17
74.8%
44.5%
3.70 [3.16 4.34]***
18
87.5%
61.4%
4.40 [3.30 - 5.87]***
19
92.4%
74.1%
4.25 [2.00 - 9.03]**
*p ≤ .05
**p ≤ .001
***p≤ .0001
Fuente: elaboración propia
Estuardo Paredes / Thomas Polanski / Alexandra Fuertes / Rafael Rosero
Relación entre la conducta sexual y la autopercepción de los
adolescentes respecto a la calidad de su relación con sus progenitores.
La autopercepción del adolescente respecto de la calidad de su relación con
sus progenitores se midió considerando: (1) si vivía o no con su madre y/o padre
y (2) su respuesta de la percepción que tenía sobre la calidad de su relación con
cada progenitor: “no tengo relación,” “mala”, “más o menos”, “buena” o “muy
buena”. Se analizaron las posibles relaciones entre estas dos variables y cada
conducta sexual, haciendo una división por género. La Tabla 3 resume los
resultados según la convivencia con cada progenitor mientras la Tabla 4 muestra
los valores Somers´d (simétrica) y Gamma para conductas sexuales y calidad de
la relación con cada progenitor desde la percepción del adolescente.
No todos los encuestados contestaron la pregunta referida a la percepción
que tenían acerca de la calidad de relación que tienen con sus progenitores de
tal forma que los resultados de la Tabla 4 se basan en 6.508 respuestas (3.010
mujeres y 3.698 hombres). La conducta sexual de los hombres parece estar poco
ligada a la calidad de la relación que auto-perciben tener con sus padres,
mientras se encontraron más puntos de vinculación entre esta última variable y
las conductas sexuales en las adolescentes mujeres.
Tabla 3: Análisis de la frecuencia de conductas sexuales según convivencia con los progenitores
Sexo
Conducta
Sexual
Convivencia con los
progenitores
Masculino
Femenino
Haber visto
pornografía
heterosexual
Vivir con la madre
71.95%
28.65%
No vivir con la madre
67.51%
29.64%
RM [IC 0.95]
1.23 [0.97 - 1.58]
0.95 [0.74 1.23]
Vivir con el padre
71.69%
28.62%
No vivir con el padre
71.32%
29.01%
RM [IC 0.95]
1.02 [0.87 - 1.19]
0.98 [0.83 - 1.16]
Haberse
enamorado
(emocionalm
ente) de
alguien del
sexo opuesto
Vivir con la madre
94.67%
92.34%
No vivir con la madre
95.27%
89.21%
RM [IC 0.95]
0.88 [0.51 -1.5123]
1.10 [0.75 - 1.61]
Vivir con el padre
94.48%
89.85%
No vivir con el padre
95.31%
90.34%
RM [IC 0.95]
0.84 [0.61 - 1.17]
0.95 [0.74 - 1.23]
Haber tenido
relaciones
sexuales con
alguien del
sexo opuesto
Vivir con la madre
72.51%
40.50%
No vivir con la madre
78.86%
50.00%
RM [IC 0.95]
0.71 [0.53 -
0.9353]*
0.68 [0.54 - 0.86]**
Vivir con el padre
72.40% 7
38.21%
No vivir con el padre
74.68%
47.83%
RM [IC 0.95]
0.89 [0.76 1.04]
0.67 [0.58 - 0.78]****
*p ≤ .05
**p ≤ .01
***p ≤ .001
****p < .0001
Fuente: elaboración propia
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18
Tabla 4: Análisis de la frecuencia de conductas sexuales según calidad de la relación con sus
progenitores
Sexo
Hombres
Mujeres
Conducta
Sexual
Calidad de
la relación
con el/la:
Somers
´ d
simétric
o
Gamm
a
p-
valor
Somers´
d
simétrico
Gamm
a
p-
valor
Haber visto
pornografía
heterosexual
Madre
-.005
-.007
.744
-.019
-.037
.254
Padre
-.004
-.005
.763
-.043*
-.077*
.005*
Haberse
enamorado
(emocionalment
e) de alguien del
sexo opuesto
Madre
.039*
.062*
.005*
.027
.040
.079
Padre
.012
.017
.368
.022
.029
.148
Haber tenido
relaciones
sexuales con
alguien del sexo
opuesto
Madre
-.001
-.002
.918
-.042*
-0.69*
.010*
Padre
.004
.005
.783
-.048*
-.072*
.002*
*p ≤ .05
Fuente: elaboración propia
DISCUSIÓN
Con la finalidad de determinar aspectos del comportamiento sexual de los
adolescentes ecuatorianos, se consideraron algunas variables que no han sido
generalmente indagadas en el entorno donde se realizó esta investigación, tales
como: frecuencia de conductas sexuales y la calidad (auto-percibida por los
adolescentes) de la relación que tienen con sus padres, encontrando que, en
cuanto a la frecuencia de conductas sexuales, los hombres adolescentes
ecuatorianos consumen más pornografía que las mujeres. También se descubrió
que en el varón el inicio de la vida sexual se presenta a edades más tempranas.
En la correspondencia entre la autopercepción que tienen los adolescentes
sobre la relación que tienen con sus padres versus sus conductas sexuales se
determinó que, para los varones, no es muy significativa la influencia de esta
primera variable sobre el inicio de su actividad sexual, a diferencia de lo que pasa
con las mujeres en donde sí influye este factor.
Respecto al uso de la pornografía, un estudio reciente hecho por Remache y
Peña (2018) con 199 adolescentes ecuatorianos encontró que 83.3% de los
varones habían consumido pornografía por lo menos una vez, mientras que sólo
el 30.1% de las mujeres reportaron lo mismo. Estos datos se acercan a los
resultados del presente estudio que encontró que entre el 69.7%yel73.7% de los
varones, y, entre el 27.5% y el 31.9% de las mujeres de 16 a18 años habían visto
pornografía. También concuerdan con lo encontrado en España (63% y 30%
respectivamente) y Colombia (González y Orgaz, 2013, N = 494; Rivera et al.,
2016, N= 9.942).
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La revisión de la literatura científica no revela una edad fija para el primer
enamoramiento o primera cita romántica, aunque la adolescencia temprana y
media tienden a ser las edades más frecuentes para estos hitos vitales (Rice y
Dolgin, 2013; Hyde y De Lamater, 2006). En el presente estudio, la gran mayoría
de los estudiantes de 15 años ya reportaron haberse enamorado de alguien,
siendo esta tasa de 94.7% en varones y 90.3% en mujeres. Mientras mirar
pornografía y tener relaciones sexuales era mucho más común en hombres que
en mujeres para todas las edades; las tasas de enamoramiento eran casi iguales
para los dos sexos.
En Ecuador, Quizhpe et. al. (2013) encontraron que una edad promedio de
inicio de las relaciones sexuales eran a los de 15 años, tanto para varones como
mujeres, pero sólo 25% de su muestra de 3.274 adolescentes (12 a18 años)
reportaron haber sido sexualmente activos durante el último año. También en
Ecuador, Herrera, Murillo y González (2017) encontraron edades promedio de
14.6 años para varones y 15.5 años para mujeres, sin embargo, sólo 45.2% de
la muestra (N = 959) reportaron haber tenido relaciones sexuales en su vida. El
presente estudio no intentó calcular directamente la edad promedio de inicio de
relaciones sexuales sino examinó la diferencia en porcentaje de estudiantes de
cada edad (entre 15 a 19 años) que reportaron haber tenido relaciones sexuales.
En el caso de los hombres, más de la mitad refirieron ya haber tenido
relaciones sexuales para los 15 años (60.2%), hecho que no ocurrió entre las
mujeres que refirieron haberlas tenido entre los 17 (44.5%) y 18 años (61.4%) de
edad. En general estas edades son un poco más precoces en varones y
relativamente más tardías en mujeres que en otros países hispanoamericanos.
En México, por ejemplo, la edad promedio de inicio de relaciones sexuales es 15
años en varones y 16 os en mujeres (Rivera-Rivera et al., 2016) mientras en
Chile el dato es 16.36 y 16.84 años para varones y mujeres respectivamente
(Injuv, 2015).
Aquí se expone un punto álgido del presente estudio. Como se observó en la
Tabla 2, hay mayor proporción de los adolescentes varones que han tenido
relaciones sexuales y que va ascendiendo progresivamente desde los 15 años
(60,2%) hasta los 19 años (92,4%) a diferencia de las mujeres (15 años: 21,5%,
hasta los 19 años: 71,4%), de tal forma que surge la pregunta: ¿Con quiénes
están teniendo relaciones sexuales los varones si no las tienen con mujeres de
la misma edad? Se pueden proponer varias hipótesis al respecto: (1) las mujeres
de la muestra podrían estar mintiendo en cuanto al hecho de haber tenido
relaciones sexuales. Sin embargo, Herrera, et al. (2017) y Rivera-Rivera et al.
(2016) han demostrado esta diferencia en otras poblaciones, lo que implicaría
que las mujeres están encubriendo su actividad sexual en varios países o que
haya otra explicación. (2) Las mujeres que inician las relaciones sexuales a una
temprana edad podrían haber tenido muchas parejas sexuales, iniciando así a
más hombres en el coito. Sin embargo, estudios como los de Mendoza et al.
(2016) sugieren que los hombres tienden a tener más parejas sexuales que las
mujeres, haciendo menos probable esta hipótesis. (3) Los varones podrían estar
siendo iniciados en las relaciones sexuales con mujeres adolescentes mayores
a ellos. Sin embargo, Mendoza et al. (2016) nuevamente demuestra que es más
probable que las mujeres tengan parejas sexuales mayores a ellas (27,4% vs.
3,4%).Finalmente, (4) hay la posibilidad de que los varones están iniciando su
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vida sexual con mujeres adultas, y, aunque pueda parecer extraña esta
proposición, ha existido por mucho tiempo en el Ecuador, la tradición de que los
padres, tíos, amigos mayores, etc. llevan a los adolescentes ecuatorianos a
burdeles para experimentar su primera relación sexual con una prostituta, como
un tipo de iniciación masculina (Volnovich, 2015). En este momento la respuesta
a esta interrogante no está clara, requiriéndose un mayor estudio del tema.
Como se mencionó anteriormente, se esperaba que, si la autopercepción del
adolescente respecto a la relación que mantenía con sus padres, era reportada
como buena, esto incidiría en la postergación de su precocidad sexual; debido a
que por ejemplo, Rivera, et al. (2016) encontraron que los jóvenes que tenían
una relación cálida y cariñosa con sus padres consumían menos pornografía. A
la vez, jóvenes salvadoreños que tenían mayor supervisión de sus padres y
recibían mensajes favorables acerca del matrimonio, iniciaban relaciones
sexuales más tardíamente que los que no (Ruiz-Canela et al., 2012, N = 2.615).
De igual forma, en Chile, Parra-Villarroel y Pérez-Villegas (2010, N = 2.562) se
encontró que los adolescentes pertenecientes a familias monoparentales tenían
más probabilidad de mantener relaciones sexuales que los que provenían de
familias nucleares y que los adolescentes con una buena relación con sus padres
también demostraban un menor nivel de actividad sexual.
En Ecuador, Gusñay (2014; N = 56) encontró que s de la mitad de los
adolescentes sexualmente activos refirieron haber tenido una mala relación con
su familia en el momento de iniciar su vida sexual. No obstante, de todas estas
referencias, en la presente investigación se encontró que la frecuencia de las
conductas sexuales de los adolescentes ecuatorianos varones era básicamente
insensibles al tipo de relación que tenían con sus padres (tanto según el estado
de convivencia como la autopercepción que tienen sobre la calidad de la relación
que mantienen con sus padres). La convivencia con la madre era el único factor
protector identificado y lo era únicamente en relación a la postergación del inicio
de las relaciones sexuales. El efecto protector de la familia era más fuerte para
la mujer: convivir con los progenitores reducía tanto la probabilidad de que miren
pornografía como de que tengan relaciones sexuales. De igual forma, una
autopercepción positiva de la calidad de relación que tienen con sus padres
también se asociaba con el inicio más tardío de relaciones sexuales. Ninguna
variable familiar se relacionó significativamente con el enamoramiento.
Aunque el vínculo encontrado entre la relación con los padres e inicio /
frecuencia de las conductas sexuales en adolescentes era menor de lo esperado,
todavía emerge como un factor protector en cuanto a la precocidad sexual. Se
considera que el menor vínculo se relaciona probablemente con el bajo nivel de
comunicación entre padres e hijos sobre temas relacionados con la sexualidad.
Es decir, aunque muchos adolescentes ecuatorianos pueden percibir que tienen
una buena relación con sus padres, sus progenitores no están conversando con
ellos ni ejerciendo un necesario liderazgo parental en cuanto a los temas
sexuales.
Una reciente investigación (Paredes, Polanski, Morales, y Gamboa, 2018)
encontró que, entre 312 ecuatorianos de 18 a 60 años, 54% nunca habían
mantenido ni una sola conversación con sus padres sobre el sexo o temas de
sexualidad. Lo que significaría que más de la mitad de los adolescentes
ecuatorianos no tienen una comunicación adecuada con sus padres respecto a
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la información sexual. Otro 25% de las mujeres y 10% de los hombres reportaron
haber recibido sólo sermones de sus padres al respecto, y tan sólo 25% de las
mujeres y 36% de los hombres refirieron haber tenido conversaciones positivas
con sus progenitores acerca de la sexualidad, lo cual no significa necesariamente
que los adolescentes no deseen hablar con sus padres sobre este tema. En
México, mientras tan sólo el 30% de las mujeres y el 28% de los hombres
nombraron a sus padres como su fuente principal de información sobre temas
sexuales, el 75% de las mujeres y el 62% de los hombres hubieran preferido
recibir esta información de sus padres(Asociación Mexicana de Agencias de
Investigación, 2014).De tal forma que una falencia en la educación sexual
ecuatoriana parece ser la falta de guía de los padres desde el mismo núcleo del
hogar sobre temas de sexualidad. Se considera que el fortalecimiento de este
tipo de comunicación probablemente aumente el poder protector de las
relaciones familiares sobre el inicio precoz de la actividad sexual en adolescentes
ecuatorianos. Coincidentemente varios estudios extranjeros, mencionan que
dentro de las causas primordiales para las problemáticas que se presentan en la
adolescencia están la falta de información legitimada por la familia y/o además
de otras causas la carencia de figuras de apego adecuadas, mencionando el
autor literalmente “lo más importante de la educación sexual depende de la
familia” (López, 2014, p. 29).
Además de promover el fortalecimiento de las relaciones de los adolescentes
con los padres y en general con la familia, es necesario que culturalmente la
sociedad fortalezca políticas para garantizar una educación sexual adecuada,
que contrarreste los mitos que se generan alrededor del tema de la sexualidad y
que se desvincule de los entornos de alcohol y drogas, los inicios de las prácticas
sexuales y el desarrollo de la actividad sexual en general (López, 2014). Además,
se requiere la modificación de las estructuras sociales para que éstas puedan
generar entornos de confianza y reconocimiento del otro, otorgando espacios
conjuntos entre entidades educativas y de salud, entre padres (familias) y
docentes, que permitan la valoración y formación en la sexualidad (Sevilla y
Orcasita, 2014).
La presente investigación tiene como principal fortaleza el tamaño de la
muestra utilizada, permitiendo establecer algunos valores más confiables sobre
la edad de inicio en la pornografía, el enamoramiento y las relaciones sexuales
de los adolescentes ecuatorianos con el fin de prevenir conductas de riesgo a
través de la educación sexual en las distintas instituciones educativas y en las
familias. Sin embargo, no están consideradas algunas conductas como el
manoseo, el número de parejas sexuales o el uso del condón que también se
consideran importantes para el estudio de la sexualidad adolescente. Además,
la utilización de una encuesta en lugar de un test o cuestionario con propiedades
psicométricas se podría considerar una limitación en la medición de algunas
variables.
Las implicaciones de este trabajo consisten en haber determinado la realidad
del comportamiento sexual de una parte de la población adolescente
ecuatoriana, corroborando que estas conductas no difieren significativamente
con los patrones que, de acuerdo con la revisión bibliográfica realizada para este
estudio, se presentan a nivel de la población latinoamericana, en cuanto al inicio
del coito y uso de la pornografía; aunque la incidencia de la calidad de la relación
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entre padres e hijos sobre estas conductas sexuales se evidencia menor a lo que
se esperaba, debido quizá a la insuficiente comunicación sobre temas sexuales
que existe entre padres e hijos en el contexto ecuatoriano.
Otros beneficiarios de los datos obtenidos, además de las instituciones
educativas y adolescentes que forman parte de ellas, vienen a ser todas aquellas
personas que se encuentran comprometidas con la formación integral de los
adolescentes, debido a que pueden contar con más herramientas que les permita
realizar un mejor trabajo de prevención en base a una información recogida
desde la misma experiencia de los jóvenes, y que las intervenciones que realicen
fortalezcan el desarrollo saludable de la sexualidad de los adolescentes. Se
espera indagar en futuros estudios aquellos aspectos que no han sido
suficientemente investigados en el tema del desarrollo de las conductas sexuales
de los adolescentes, también publicando información sobre el inicio y frecuencia
de conductas homo-eróticas en población ecuatoriana adolescente.
AGRADECIMIENTOS
Los autores agradecen a los siguientes estudiantes de la carrera de Psicología
Clínica de la Universidad Central del Ecuador por su ayuda imprescindible en la
recolección y tabulación de los datos para esta investigación: C. Enríquez, C.
Cortés, S. Gualsaquí, J. Ortega, G. Llerena, G. Carrasco, B. Robayo, L. Ruíz, A.
Ibarra, J Cañart, I.Cando, H. Puetate, K. Tupiza, A. Escobar, F. Hidalgo, A.
Cerruto, D. Andrade, D. Álvarez, C. Díaz, M. Marroquín, A. Revilla , A.
Bustamante y S Paredes estudiante Puce.
CONFLICTO DE INTERESES
Los autores de este trabajo declaran que no existe conflicto de intereses.
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