Enero junio 2018
Vol. 2, No. 3
ISSN 2602-8247
http://retosdelacienciaec.com
mcrevistas@gmail.com
CONCIENCIA AMBIENTAL Y CONDUCTA DEL
CONSUMO ENERGÉTICO EN EL CONTEXTO LABORAL
DEL CENTRO FINANCIERO DE QUITO-ECUADOR
ENVIRONMENTAL CONSCIOUSNESS AND THE
CONDUCT OF ENERGY CONSUMPTION IN THE LABOR
CONTEXT OF THE FINANCIAL CENTER OF QUITO-
ECUADOR
Nataly Alejandra Arévalo García
1
Mercedes Angélica García Pazmiño
2
Recibido: 2017-06-25 / Revisado: 2017-08-28 / Aceptado: 2017-10-15 / Publicado: 2018-01-01
RESUMEN
La industria de la construcción viene impulsando estándares de “construcción
verde” como instrumento de sostenibilidad ambiental. Pese a esta promoción, se
evidencia indiferencia, apatía y escepticismo del comportamiento ahorrador. En
este marco, alianzas entre psicología y arquitectura han contribuido al análisis
del comportamiento de oficinistas en el contexto laboral de Quito, Ecuador. Ésta
investigación verificó en qué extensión la conciencia ambiental de los oficinistas
es inherente para los estándares de construcción verde. La metodología
relacionó el comportamiento ahorrador, patrones de uso de equipos electrónicos
y el nivel de conciencia ambiental mediante encuestas online que fueron
repartidas por código QR a los participantes. Las encuestas se fundamentaron
en Teoría del Comportamiento Planificado (TCP) interrelacionando los factores
psicosociales para el fomento de conductas ahorradoras. Posteriormente los
resultados fueron procesados por métodos estadísticos. De este análisis se
observa que 9 de 10 oficinistas no consideran relevante ahorrar energía y por
ende sus niveles de ahorro son bajos. Además, se evidenció que la mayoría no
desconectan equipos electrónicos en espacios laborales; pese a esta conducta,
el 69% está dispuesto a integrarse a prácticas de educación ambiental ecológica.
Este cambio volitivo cobra significancia al aplicarse una visión multicompromiso
sostenible e institucionalizada como esta investigación propone.
Palabras clave: ahorro energético, conciencia ambiental, comportamiento
planificado.
1
School of Design, Swinburne University of Technology, Melbourne, Australia. E-mail: narevalo@swin.edu.au
2
PhD Ciencias de la Salud y el Trabajo, MSc. Psicología Deportiva, Dra. en ciencias Psicológicas. Facultad de
Psicología, Universidad Central del Ecuador, Ecuador. magarciap1@uce.edu.ec
Forma sugerida de citar: Arévalo-García, N. A. y García-Pazmiño, M. A. (2018). Conciencia ambiental y
conducta del consumo energético en el contexto laboral del centro financiero de Quito-Ecuador. Retos de
la Ciencia, 2(3), pp. 65-74.
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Revista Científica Retos de la Ciencia. 2(3), pp. 65-74.
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ABSTRACT
The construction industry has been promoting green building ratings and
certification systems as an instrument of environmental sustainability. Despite
this promotion, there is evidence of indifference, apathy and skepticism of saving
behavior. In this framework, alliances between psychology and architecture have
contributed to the analysis of the behavior of office workers in the workplace of
Quito, Ecuador. This research verified the extent to which the environmental
awareness of office workers is inherent to the green building standards. The
methodology measured saving behaviors, patterns of electronic equipment
usage and the level of environmental awareness through online surveys that were
distributed by QR code to the participants. The surveys were based on Theory of
Planned Behavior (TCP) interrelating psychosocial factors for the promotion of
saving behaviors. Subsequently, the results were processed by statistical
methods. Results have shown that 9 out of 10 office workers consider that saving
energy is not relevant, therefore their savings levels are low. Thus, the majority
do not disconnect electronic equipment in work spaces, despite this behavior,
69% are willing to integrate ecological environmental education practices. This
volitional change acquires significance by applying a sustainable and
institutionalized multi-commitment vision as this research proposes.
Key words: Environmental awareness, energy savings, planned behavior.
INTRODUCCIÓN
El protocolo de Kioto fue creado en el 2005, con la aspiración de reducir los
niveles de las emisiones de gases causados por el efecto invernadero (Smith,
Lommerse y Metcalfe 2014). A partir de este discurso la industria de la
construcción sugiere una propuesta sostenible a través de la creación de
“acreditaciones verdes” (Green Building Council 2015), el impulso de nuevas
tecnologías y la implementación de normativas para la construcción más
sostenible.
Actualmente uno de los debates más significantes es el impacto del usuario
del edificio en el medio ambiente, puesto que estudios han hallado que el 90%
de tiempo las personas permanecen dentro de espacios cerrados como oficinas
(Rodríguez 2005). A partir de ésta premisa se deduce que la conducta del
consumo energético debe priorizarse. En el contexto laboral las preferencias de
los ocupantes y patrones de uso energético son primordiales (Coleman 2013);
así (Nässén 2009) estima entre un 10% de ahorro energético en los espacios de
oficina, si se adquiere una conciencia economizadora. Adicionalmente, se
conoce que usos menores de energía representan más de la mitad del consumo
total de electricidad en oficinas, debido a variaciones significativas en el uso de
electricidad (Menezes 2012). Cabe indicar que otros estudios han reflejado que
no todas las poblaciones son partidarias de hábitos proambientales (Cerrillo
2010) (Ma, Arévalo y Wang 2016).
De igual modo, escasos estudios se han llevado a cabo en la ciudad de Quito,
Distrito Metropolitano. Los más cercanos son las auditorias energéticas
realizadas en edificios de multiuso y gran escala; así como el Hospital
Metropolitano de Quito (Rueda 2016). Éstos solamente se enfocan en la
incidencia económica, tipo de luminarias y alternativas para reducir la demanda
energética a través de la renovación de equipos (Rueda 2016). Asimismo, otros
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Conciencia ambiental y conducta del consumo energético en el contexto laboral
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estudios evalúan el sector hotelero y la potencial implementación de energías
renovables por su implicancia económica y proambiental (Arellano 2017).
También, proponen la reutilización de recursos naturales como el agua, control
del gasto energético y reconocen como “factor fundamental la concientización
ambiental en el personal y huéspedes”. Es así como el consumo energético y la
conciencia ambiental permanecen desconectados de las actuales prácticas
sostenibles en los edificios de Quito, Ecuador.
Por tal motivo, éste estudio profundiza la concienciación ambiental y la
conducta del consumo energético en el contexto laboral, como un mecanismo
reductor del impacto ambiental; enfocándose en patrones psicológicos que las
personas están propensas a seguir; éstos pueden ser proambientales o no
(Zelezny 2000). El fundamento científico en el cual se posicionaron las variables
de estudio es el Modelo Teoría del Comportamiento Planificado (TCP), mismo
que cuantifica el impacto del comportamiento del usuario en el desempeño del
edificio (Menezes 2012). Corrobora a este postulado (Armitage y Conner 2001)
al considerar al TCP como uno de los modelos de comportamiento más aplicados
(Menezes 2012) para predecir el comportamiento de los ocupantes del edificio
en situación de post-ocupación.
Cabe recalcar que las causales que guían el comportamiento humano de
acuerdo al modelo son tres factores conductuales: a) factores actitudinales, b)
normas subjetivas; y c) el control conductual (Ajzen 1991). En relación al primero,
es el resultado de las creencias sobre posibles consecuencias del
comportamiento; las normas subjetivas, son las creencias personales, valores,
actitudes que conllevan a las comparaciones sociales; a seguir normas sociales
ya estructuradas, directrices o expectativas de comportamiento dentro de un
grupo (Frederiks, Stenner y Hobman 2015); y elcontrol conductual, entendido
como el conocimiento y habilidades requeridas para una acción en particular.
Para complementar los factores del Modelo TCP, (Ajzen 1991), se abordó la
“intención individual” como un comportamiento específico que interactúa como
motivación para accionar; a mayor fuerza de la intención para involucrarse en un
comportamiento, mayor efectividad en el desempeño. En este sentido otras
investigaciones como las de (Alberti 2008) resaltan la perspectiva de los
sistemas humanos como conjuntos socioculturales de creencias, mentalidades,
visiones, paradigmas, valores y ética. Estos sistemas están en continuo
crecimiento y cambio; por lo tanto es necesario adentrarse en el entendimiento
de cada territorio, ciudad y contexto.
El modelo de TCP conjugado con los hábitos de los usuarios y con standards
de construcción verde hace factible que se determine la brecha de la conciencia
ambiental y práctica de hábitos ahorradores. Este argumento es respaldado por
(Hong 2015) que recalca la fisura de conocimento entre stándares de
“construcciones verdes” que acertadamente son incluidos en fases de diseño
pero que pierden su seguimiento en fases de operación. La fase de operación
en los edificios es naturalmente la que genera más gasto energético, entre otro
tipo de consumos y desechos. De esta manera el desempeño de los edificios se
ven comprometidos principalmente por los patrones de consumo energético de
los usuarios y su conciencia ambiental. Es así como existe una aparente
discordancia entre conciencia-conducta ambiental y edificio-usuario (Cerrillo
2010), por ende ésta investigación se enfoca en entender la brecha entre la
conducta del consumo energético de los usuarios de oficinas, sus niveles de
concienciación ambiental y en que extensión la conciencia ambiental de los
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oficinistas es inherente para los estandáres de “construcción verde”. Este tipo de
estudios son relevantes porque la comprensión del comportamiento del usuario
es un instrumento para mejorar el modelado energético de las edificaciones,
identificar los patrones de consumo, proporcionar nuevos datos y detectar
caminos que reduzcan el consumo de energía en los edificios (Menezes 2012).
METODOLOGÍA
El estudio es de tipo cuantitativo con un diseño analítico transversal, puesto
que las tomas se realizaron en un sólo momento de la investigación. La zona de
estudio es el centro financiero de la zona 9, en la parroquia urbana Iñaquito de
Distrito Metropolitano de Quito, Ecuador; alberga edificios entre 4 y 15 pisos, con
oficinas de usos múltiples. Procedimentalmente, en primera instancia, se realizó
una evaluación de las actuales normas de construcción sostenibles basadas en
códigos internacionales estándares. La población estudiada fueron los usuarios
de oficinas con un perfil demográfico de 20 a 60 años de edad. La muestra
probabilística fue para poblaciones finitas, resultando una muestra de 330
personas que trabajan en estos edificios.
Seguidamente se hipotetizó el estado de comportamiento e interés de ahorro
energético del usuario, a través de una inducción al estudio, para después
realizar el diseño y distribución de los questionarios online. Aleatoriamente, se
les aplicó el cuestionario online a participantes voluntarios con una consistencia
interna de 0,83. Esta técnica de questionarios online fue facilitada por la
plataforma gratuita surveymonkey y fue utilizada por la efectividad de distribución
a través de código QR a los participantes que se encontraban durante sus horas
de receso entre 12 pm a 2 pm en áreas aledañas a sus oficinas.
Las preguntas se enfocaron en dos areas: en sus patrones de conducta y en
su concienciación por ahorrar energía. En cuanto a sus patrones de conducta se
realizaron las siguientes preguntas: tipos de espacios de trabajo, niveles de
educación, interés por ahorrar energía, qué tipo de control tenían sobre equipos
eléctricos como lámparas, copiadoras, monitores, entre otros; el tiempo de
conexión de cada equipo eléctrico, su inmediata conducta de desconexión de
equipos. En cuánto a su concienciación ambiental se preguntó si estaban
informados acerca de estrategias ahorradoras de energía en sus edificios, si
deseaban aprender más sobre esos temas y si consideraban que un cambio
conductual contribuiría a un sustancial impacto en el ecosistema. Despúes se
analizó los datos a través del Paquete Estadístico para las Ciencias Sociales
(SPSS) versión 22. Finalmente, se procesaron y analizaron los resultados; para
argumentar la discusión se propuso un marco de retroalimentación basado en el
modelo TCP y en los resultados obtenidos.
RESULTADOS
Del análisis descriptivo a la totalidad de la muestra investigada de 330
personas, se reflejó un 45% mujeres y 55% hombres; todos trabajadores de
oficinas públicas y privadas. Las actividades a las que se dedican en su orden
son financieras y bancarias (41%), administrativas públicas y privadas (32%) y
comerciales (27%). Del análisis estadístico inferencial, se desprende que existe
diversidad en la distribución espacial de oficinas, en el interés del ahorro
energético y conciencia ambiental. El 80% de las oficinas son compartidas, lo
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Conciencia ambiental y conducta del consumo energético en el contexto laboral
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cual implica una mayor influencia social y seguimiento de normas estructuradas.
Este resultado es corroborado con la investigación de (García 2014) que discute
como varios tipos de presiones sociales en el trabajo influyen en los niveles de
estrés de los oficinistas. Mientras tanto, el 20% de los oficinistas tienen espacios
independientes y corresponden a las direcciones o gerencias.
Considerando la sinergia entre la conciencia ambiental y conducta de
desconexión de equipos eléctrónicos personales, los resultados demostraron
que existe alta frecuencia de conexión durante una jornada laboral (8 horas). Se
determinó que 6:10 aparatos eléctricos conectados a los tomacorrientes son
computadoras portátiles o tablets; seguidos de otros tipo de monitores o
celulares (Ilustración 1).
Gráfico 1: Aparatos eléctricos personales y su frecuencia de uso en una jornada
laboral de ocho horas. Fuente: las autoras.
Respecto a la conducta de desconexión de los equipos eléctricos de
oficina como lámparas de iluminación y de escritorio, persianas eléctricas,
regulador de luz y otros. Se determinó que el usuario tiene todo el control
sobre conectar y desconectar dichos equipos. Se observa en la ilustración
2, que la mayoría de usuarios son responsables de apagar las lámparas
de cada oficina con 56%. Como se anticipó, se debe prestar atención a la
conducta de conectar y desconectar los equipos; puesto que el patrón de
uso varía según el nivel de conciencia ambiental y compromiso ambiental.
Gráfico 2: Aparatos eléctricos de oficina y porcentaje de control. Fuente: las autoras.
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La ilustración 3 alude al nivel de conciencia proambiental del trabajador y su
nivel de disposición por cambiar a una conducta proambiental. Se aprecia que la
frecuencia de conexión de aparatos eléctricos, obedecen a la responsabilidad de
ahorro. Los usuarios de oficinas del centro financiero de Quito,DM, no están
familiarizados con estrategias para ahorrar energía (87,5%) frente a un 12,5%
que sí; no obstante, el 65% manifestaron un alto nivel de disposición al cambio
de conducta, no así el 35% de la población estudiada.
Gráfico 3: Nivel de conciencia de ahorro energético Vs. nivel de disposición para
cambiar de actitud. Fuente: las autoras.
Desde allí, el argumento sobre la importancia de la educación medioambiental
se relacionó con el nivel académico de la población estudiada, donde 37%
cuenta con instrucción de cuarto nivel (maestría o doctorado); 52% tiene un
tercer nivel (licenciatura); y 11% segundo nivel o técnico. Estas cifras señalan
las potencialidades del aprendizaje de nuevas prácticas y hábitos. Además, se
examinó el nivel general de actitud frente a la conciencia ambiental y 8:10
oficinistas reconocieron que los cambios conductuales personales pueden
generar un trascendental cambio en el ecosistema.
Para examinar la relación entre las variables intervinientes "nivel educativo",
"disponibilidad para aprender" y "creer en el cambio", se aplicó un análisis de
regresión ltiple, en la cual se identificó una fuerte asociación entre (r =
0,592; r cuadrada ajustada al 30%). Se deduce que "creer en el cambio" y
"disponibilidad de aprender" pueden ser ineficaces sin un plan integral de
educación conductual. Se analizaron los predictores (creencias proambientales)
y la variable predictiva (nivel educativo) calculados demuestran que el modelo
de regresión es confiable, ya que se obtuvo en el test ANOVA el valor de 0,001
(por convención, p <0,05 es estadísticamente significativo. Asimismo, la
combinación de la disposición a aprender y creer en el cambio sin educación en
este modelo es insignificante, se probó en la tabla de coeficientes de la prueba
de regresión múltiple, donde el nivel de probabilidad de creer en el cambio es
alto con 0.001; mientras que la variable “disponibilidad de aprender” muestra un
valor de 0.194 que no lo es. Lo que significa que la resiliencia al cambio en el
modelo es altamente significativa en concordancia con estas tres variables:
voluntad de aprender, creer en el cambio y nivel educativo (Tabla 1).
Nataly Alejandra Arévalo García y Mercedes Angélica García Pazmiño
Conciencia ambiental y conducta del consumo energético en el contexto laboral
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Coeficientes
Modelo
Sig.
Creer en el
cambio
.001
Voluntad de
aprender
.194
Variable Dependiente: Nivel educativo
Tabla 1: Resiliencia al cambio hacia una conducta ecológica. Fuente: las autoras (2017).
La hipótesis fue probada con la correlación de Pearson, donde se obtuvo una
r=.621 a una significancia de 0.01; entonces se refleja una relación positiva fuerte
entre las variables; es decir, los oficinistas no desconectan los electrodomésticos
porque no tienen conciencia ambiental (Tabla 2).
Consumo de energía
Conciencia*desconexión
No hay
conciencia
de ahorro
energético
Desconectar
los aparatos
Conciencia
de ahorro
Pearson
Correlación
1
0.621**
Sig. (2-tailed)
.000
N
330
330
Desconexión
de equipos
Pearson
Correlación
0.621**
1
Sig. (2-tailed)
.000
N
330
330
**. Correlación es significante al nivel 0.01 (2-tailed)
Tabla 1: Correlación Consumo de Energía vs. Conciencia Ambiental. Fuente: las autoras (2017).
CONCLUSIONES
Se demostró que los equipos electrónicos personales son conectados con alta
frecuencia; es decir, más de la mitad del tiempo de una jornada laboral. La
mayoría de trabajadores tienen en su control la conexión y desconexión de
aparatos eléctricos en las oficinas y no están familiarizados con conductas
sostenibles para reducir el consumo energético, ni tienen un patrón habitual de
conductas proambientales; por ende el nivel de conciencia proambiental es bajo.
Sin embargo 8:10 trabajadores, manifestaron estar dispuestos positivamente
hacia los cambios conductuales personales que generen cuidado del medio
ambiente. En este sentido, es necesaria la educación ambiental, a través de
políticas y proyectos emergentes que permitan implementar una “cultura
ecológica”. Este estudio propone el multicompromiso hacia la conciencia
ambiental en oficinistas e introduce la idea de que el comportamiento sostenible
puede tener un impacto más amplio si colectivamente es aceptado como un
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desafío. El comportamiento sostenible se dirige a una participación tanto de
entidades gubernamentales y no gubernamentales, usuarios externos e internos
que incentiven a la comunidad hacia el ahorro energético. De esta manera se
proponen tareas para cada entidad responsable del fortalecimiento de la
conciencia sostenible como son:
Las entidades gubernamentales deben impulsar a la comunidad a seguir
experimentando y estudiando las estrategias de ahorro energético. La inclusión
de la comunidad en la reforma de la norma de construcción verde es esencial.
Deben incrementarse los incentivos para que los profesionales de la
construcción pongan más atención en las diferentes etapas del ciclo de vida de
una edificación. Además, debe fomentarse la educación pro-ambiental en el
currículo educativo.
Los investigadores deben diriguir su atención a la construcción verde con una
perspectiva social, desarrollar nuevos enfoques de modelos sostenibles en
contextos específicos e incrementar los indicadores para medir los patrones y
preferencias de ocupantes (actualmente no hay suficientes datos). Los
investigadores pueden producir soluciones útiles que se pueden aplicar en poco
tiempo y con presupuestos alcanzables. También se sugiere analizar y
entrevistar a los ocupantes de los edificios cara a cara en lugar de recurrir a
solamente simulaciones por computadora para establecer consumos
energéticos más reales.
Las ONG / inquilinos / ocupantes / propietarios deben guiar sus proyectos en
iniciativas medioambientales y trabajar hacia modelos innovadores sostenibles.
Los sistemas jerárquicos como propietarios / inquilinos / usuarios deben estar
vinculados, difundiendo la voz desde conductas ahorradoras y prácticas durante
las horas laborales. La participación activa desde el inicio de la construcción de
edificios hasta las etapas operativas y la mejora de los programas de
sensibilización pueden fortalecer el conocimiento de los ocupantes y del público
en general.
Proveedores / gerentes / diseñadores: deben proporcionar nueva tecnología
sustentable con precios asequibles y orientación de su uso. La administración de
edificios debe ofrecer asesoría y evaluación gratuitas a sus arrendatarios.
Pueden incluir talleres de sensibilización ambiental enfatizando el uso, el tipo de
electrodomésticos y las consecuencias para el medio ambiente. El personal de
limpieza debe ser incluido en esos programas educativos también. Según varios
estudios, las comparaciones mensuales de energía entre inquilinos, los
involucran en comportamientos verdes. Además, se deben crear políticas
prácticas de implementación y construcción a través pruebas piloto donde se
pueda controlar este tipo de comportamientos. Los diseñadores deben
considerar la inclusión de sistemas constructivos que puedan garantizar futuros
ahorros energéticos.
DISCUSIÓN
Acertadamente los países desarrollados abordan rankings y certificaciones
como LEED (Leadership in Energy and Environmental Design), Green Star,
BREEAM (Building Research Establishment Environmental Assessment Method)
entre otros para acercarse a la reducción de CO2. Otros países como China se
han propuesto certificar el 30% de sus edificios bajo estos estándares verdes
hasta el 2020 (Tang y Ng 2014); dicha propensión se contrapone a los resultados
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Conciencia ambiental y conducta del consumo energético en el contexto laboral
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del presente estudio, puesto que los usuarios de edificios aún no forman parte
de estrategias proambiente. No obstante, los mismos autores, afirman que
estrategias ahorradoras y un riguroso seguimiento del ciclo de vida de los
edificios debe ser realizado.
Entre varios estudios, se determinó que países como Finlandia también
encuentran barreras en términos de ser más sostenible debido a la falta de
comprensión del usuario y al conocimiento de tecnologías verdes (Tang y Ng
2014); así como en ésta investigación, se detectó que el 88% de oficinistas
carecen de información y educación ecológica para crear la capacidad de
concienciar. Se identificó que las variables "Disponibilidad de aprender" y "Creer
en el cambio" de los usuarios del edificio son insignificantes, si no hay educación
proambiental institucionalizada. Por ende, se propone la educación proambiental
en el currículo educativo para sembrar hábitos ahorradores a mayor escala.
Además, se sugiere que ONGs fomenten la intervención de usuarios y edificios,
administradores de edificios brinden asesoría gratuita de equipos electrónicos y
talleres de sensibilización para el cuidado del medio ambiente (Leff 1994). Y
desde los sistemas jerárquicos existentes entre propietarios, oficinistas y otros
usuarios se difunda la voz desde una perspectiva sostenible en la práctica diaria.
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