operaciones lógicas, tomando como punto de partida datos objetivos". Así, la
función de formar profesionales para satisfacer las necesidades de un mercado
determinado, que necesita niveles educativos formales avanzados debe darse
a través de una planificación didáctica coherente y pertinente.
El ser humano en formación universitaria debe potenciar sus fortalezas y
para ello es necesario considerar el capital cultural en sus diferentes formas, a
decir de Bourdieu (1979) “capital cultural puede existir bajo tres formas: en el
estado incorporado, en el estado objetivado y en el estado institucionalizado”.
Es decir, bajo la forma de disposiciones duraderas del organismo; bajo la forma
de bienes culturales, cuadros, libros, diccionarios, instrumentos, maquinaria, los
cuales son la huella o la realización de teorías o de críticas a dichas teorías, y
de problemáticas, etc., y finalmente como forma de objetivación muy particular,
porque tal como se puede ver con el título escolar, confiere al capital cultural
que supuestamente debe de garantizar las propiedades totalmente originales.
El profesional que se forma en los centros de educación superior debe
fortalecer su esencia, su organicidad para disponer de vitalidad física que le
permite cumplir agendas intensas de trabajo, así como estar dispuesto a
revisar, analizar, escribir y crear conocimientos en sus diferentes
manifestaciones para en la práctica cotidiana validar con acciones afirmativas
el título obtenido.
Las instituciones de educación superior en la actualidad deben superar la
creación, transmisión y conservación del conocimiento y complementarlas con
otras importantes actividades: la extensión de la educación superior a otros
estratos sociales mediante su democratización y masificación; la creación y
difusión del conocimiento científico, la codificación y conservación de prácticas
culturales. Se debe crear oportunidades para nuevas investigaciones que
contribuyan en la concienciación de los profesionales y así generar alternativas
de solución a las problemáticas abordadas. A decir de la globalización según
Mittelman (1996) es “una fusión de procesos transnacionales y estructuras
domésticas que permiten que la economía, la política, la cultura y la ideología
de un país penetre en otro. La globalización es inducida por el mercado, no es
un proceso guiado por la política”, por lo tanto las universidades deben
responder eficientemente a retos globales sin descuidar la esencia nacional.
Las actividades que el hombre cumple en la universidad debe realizarlas con
compromiso ético y político propio de los seres humanos que buscan una
verdadera transformación social. Para ello es importante reflexionar sobre lo
que Tranier (2009) escribe en el artículo educación para la ética de las
verdades “el poder de lo político es el poder que tiene el individuo de tomar
conciencia del lugar que ocupa en la sociedad donde vive y de ejercer un poder
real sobre esta. Ese poder está en relación con su acto social, con sus diversas
actividades y, de manera privilegiada, con la actividad profesional”. Todos los
seres humanos que cumplimos con una actividad profesional relacionada con
la educación superior tenemos la obligación de cumplir eficientemente nuestra
labor ya que la misma tendrá gran repercusión en la sociedad durante la época
histórica que transitemos. Somos los convocados a trabajar por cambios
conceptuales y prácticos que mejoren las condiciones de vida de nuestro
entorno inmediato.
La formación a nivel universitario plantea el debate en cuestiones que
afectan a conceptos como ciudadanía, ética, moral y valores. Para ello, desde
diversas perspectivas conceptuales socioeducativas se incluyen, de una forma